esperanza para los heridos
“Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza” (Apocalipsis 12:1).
Muchas personas están tan quebrantadas y dañadas por los pecados de nuestra sociedad que han perdido su esperanza. Algunas consideran el suicidio mientras que otras escogen un suicidio lento de los vicios y otras conductas compulsivas, sin dejar los teléfonos inteligentes, mirando la tele sin sentido, o buscando un placer vacío. Sin embargo, hasta en un mundo aplastado por la paga del pecado, hay esperanza. La solemne fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María proclama a María, Madre de Jesús, como nuestra señal de esperanza.
Desde la palabra profética del Espíritu Santo hasta las enseñanzas de la Iglesia por siglos, creemos que Nuestra Señora fue ascendida al cielo al final de su vida terrena. Mediante el poder de su Hijo Jesús, María tuvo una victoria inmediata y total sobre la muerte y la decadencia. Ella es nuestra señal de esperanza en que también podemos ver la gloria de Dios y la victoria en nuestras vidas sin importar cuan mala sea nuestra situación o las circunstancias.
Proclamamos “la grandeza del Señor”, y encontramos “gozo en Dios” nuestro Salvador, y lo vemos hacer “grandes cosas” por nosotros (Lc 1:46-49). María ha recibido la grandeza de la gracia de Dios. Ella nos da esperanza segura de que también nosotros seremos “llenos de gracia” (Lc 1:28).
Oración: Padre, gracias por darnos a María y a otras personas victoriosas que nos llenan de esperanza.
Promesa: “Todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que les corresponde: Cristo el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a Él en el momento de Su venida” (1 Co 15:22-23).
Alabanza: “¿Y quién mejor que María podría ser para nosotros estrella de esperanza?, Ella que con su “sí” abrió la puerta de nuestro mundo a Dios Mismo…” (Spe Salvi, Papa Benedicto XVI, 49).
Referencia:
Rescripto: Según el Código de Derecho Canónico, se otorga el Nihil Obstat (no existe impedimento para publicar) a Un Pan, Un Cuerpo por el periodo 1 de agosto al 2025 30 de septiembre de 2025. Otorgado el 8 de enero de 2025. Reverendo Steve J. Angi, Canciller y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, Ohio
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.
