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Jueves, 11 de abril de 2013

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san Estanislao


Hch 5:27-33
Sal 34:2, 9, 17-20
Jn 3:31-36

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Reflexiones Similares

¿escacez del espíritu?

"El Espíritu Santo, que Dios ha enviado a los que le obedecen..." (Hch 5,32). "Porque Dios le da el Espíritu sin medida." — Jn 3:34

Las dos declaraciones anteriores parecen algo contradictorias. Las Sagradas Escrituras dicen que Dios le da el Espíritu a aquellos que le obedecen (Hch 5,32). La clara implicación de Pedro cuando pronunció estas palabras al Sanedrín desobediente es la de que el Señor no dará el Espíritu Santo a los que desobedecen. Luego la segunda declaración citada, dice que Dios no raciona el Espíritu Santo (Jn 3:34), sino que derrama el Espíritu sin medida.

En verdad, Dios ha prodigado el Espíritu "sobre toda la humanidad" (Hch 2:17). Sin embargo, cuando nosotros desobedecemos a Dios, volteamos la espalda tanto a Él como a su voluntad. Al desobedecer, tapamos el recipiente de barro de nuestra vida (Cfr 2 Co 4,7) y rechazamos el flujo sin medida de su Espíritu. Somos nosotros los que apagamos al Espíritu (1 Ts 5,19).

Algunas veces nuestra desobediencia no surge de en una rebelión abierta, sino simplemente de una debilidad. Nos falta una "tapa espiritual" que, una vez recibido el Espíritu Santo, nos permita retenerlo. Tanto nuestros pecados como las debilidades, causan grietas en las vasijas de barro de nuestras vidas. Somos igual que las cisternas rotas que dejan escapar el agua (Cfr Jer 2,13).

En la primera Pascua, Jesús sopló sobre sus apóstoles y dijo: "Reciban el Espíritu Santo" (Jn 20,22). La Pascua es el tiempo en el que se vierte el Espíritu. Por eso, pídele al Señor la gracia del arrepentimiento y de todo aquello que pueda sofocar o entristecer al Espíritu en tu vida (1 Ts 5,19; Ef 4,30). Procura una buena confesión durante la Pascua para reparar las grietas en tu vida y pide al Padre que derrame su Amor en tu corazón con su Espíritu Santo (Rm 5:5).

Oración:  Jesús, haz que mis grietas sean "selladas" por el Espíritu (2 Co 1,22) para que quede lleno del Espíritu (Hch 2,4).

Promesa:  "Quien cree en el Hijo tiene vida eterna" (Jn 3,36).

Alabanza:  La unción de san Estanislao fue tal que su propio obispo quería dimitir para nombrarle obispo; san Estanislao no aceptó.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de diciembre de 2012

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