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Miércoles, 9 de octubre de 2013

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san Dionisio y Compañeros
san Juan Leonardo


Jonás 4:1-11
Salmos 86:3-6; 9-10
Lucas 11:1-4

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los programas y adicción a la tv

"Jonás se sentó al este de la ciudad…para ver qué iba a suceder en la ciudad" (Jonás 4:5).

Jonás quería ver a Nínive consumirse en llamas. Más aún, quería verlo desde un lugar cómodo. Él prefigura el moderno espectador de televisión que se decepciona cuando el control remoto deja de funcionar o el aire acondicionado o el televisor se descomponen. Durante todo el tiempo esperaba ver sufrir a la gente. Cuando Jesús dice "estén atentos" (Lc 21:36), no significa mirar desde lejos, sin envolverse. Por el contrario, en lo arduo de la tarea, nos alerta a velar por la salud del alma y la guía que Él nos irá proporcionando.

Jesús nos enseñó a orar: "No nos dejes caer en la tentación" (Cfr. Lc 11:4). Jonás quería ver a Nínive "caer en la tentación", quería alegrarse y disfrutar esa caída. Jonás se parece a la persona que se sienta a ver la TV donde ocurren toda clase de situaciones crueles y terribles. Sin embargo, lejos de alarmarnos o conmovernos, queremos que llegue la siguiente semana para ver "más del espectáculo". El arrepentimiento de los Ninivitas acaba "espectáculo en vivo" de Jonás; el cielo se regocijó (Lc 15:7,10) pero él estaba furioso (Cfr. Jon 4:1, 9).

Muchos de nosotros nos sentamos y miramos la televisión queriendo ver a la gente ser castigada, que fracase o que pierda y queremos verlo en la comodidad del hogar, igual que Jonás. Inclusive nos enoja si no logran entretenernos. Dios preguntó a Jonás dos veces "¿Te parece que tienes razón para enojarte?" (Jon 4:4, 9) ¿Está el Señor preguntándonos lo mismo?

Jesús no nos deja abandonados a nuestra suerte, viene a nosotros, se interesa, se compadece. Levantémonos del sofá, dejemos de ser espectadores y sirvamos a Dios. Cambiemos la realidad. ¡Es momento de arrepentirse!

Oración:  "Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados" (Lc 11:2-4).

Promesa:  "Tú Señor eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan" (Sal 86:5).

Alabanza:  San Dionisio entregó su vida a predicar a los franceses (Jn 15:13). Ellos a cambio, lo decapitaron.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de junio de 2013

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.