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Martes, 26 de marzo de 2019

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Daniel 3:25, 34-43
Salmos 25:4-9
Mateo 18:21-35

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la necesidad del perdon

"Este lo mandó llamar y le dijo: " '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?'" (Mateo 18:32-33).

Probablemente, el perdón haya sido la enseñanza sobre la que Jesús predicó con más énfasis. Él nos enseñó a orar para ser perdonados como nosotros perdonamos a los que nos ofenden (Mt 6:12). Jesús nos encomendó perdonar setenta veces siete, es decir, indefinidamente o en su defecto seremos entregados "en manos de los verdugos" (Mt 18:34). Mientras colgaba agonizante en la cruz, aún allí, Jesús oró: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23:34).

La historia militar internacional durante los últimos cien años es el mejor testimonio de la profunda sabiduría del énfasis e insistencia de Jesús en el perdón. La Primera Guerra Mundial fue decretada como "la guerra que terminaría con todas las guerras". Sin embargo, muy pronto le siguió la Segunda Guerra Mundial y luego, el Conflicto Coreano y la Guerra de Vietnam. Los enemigos no se perdonaron, lo cual provocó "la guerra fría", el conflicto Israel-Palestina y posteriormente el acto de terrorismo del 11 de setiembre del 2001. Por la falta del perdón a nuestros enemigos, hemos creado un mundo en progresivo deterioro, desde la guerra a la violencia y al terrorismo.

Cuando el mundo se paralizó por la falta de perdón, Dios fue el primero en perdonar. Él perdonó nuestros pecados mediante Su crucifixión y muerte. Seamos, pues, instrumentos del perdón de Jesús hacia a aquellos que han pecado contra nosotros (Mt 18:32-33).

Oración:  Padre, conviérteme en un trabajador por la paz (Mt 5:9) y un ministro de la reconciliación (2 Co 5:18).

Promesa:  "...que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti, y que nosotros te sigamos plenamente, porque no quedan confundidos los que confían en ti" (Dn 3:40).

Alabanza:  Antonio renunció a una lucrativa pensión al retirarse anticipadamente, vendió su casa y posesiones, se mudó a otro estado para dedicarse, a tiempo completo, tanto él como su esposa al ministerio para los pobres.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 16 de julio de 2018

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