< <  

Viernes, 19 de agosto de 2016

  > >

san Juan Eudes


Ezequiel 37:1-14
Salmos 107:2-9
Mateo 22:34-40

Ver Lecturas en Inglés
Reflexiones Similares

¡qué seco estoy!

"¡Pero qué secos están!" (Ezequiel 37:2).

¿Te sientes espiritualmente seco? ¿Piensas que Dios mira tu vida espiritual y dice: "pero cuán seco estás"? Hubo una época en mi vida en que me encontraba rodeado de gente muy espiritual y yo, sin embargo, me sentía tan seco y lejos del Espíritu que ya había abandonado toda esperanza de recibir su plenitud (Jn 5:5ss). Estaba espiritualmente seco y necesitaba desesperadamente el agua viva (Jn 4:14). Se puede decir que mi vida se ajustaba a aquel refrán que dice: "puedes llevar un caballo al río pero no puedes hacerle beber". Quería recibir el Espíritu y algunos de sus dones, pero no quería dejarle que guiara mi vida.

"Es el Espíritu el que da vida" (Jn 6:63; Ez 37:5) y es el Espíritu Santo el que da la capacidad de amar a Dios y al prójimo con todo nuestro ser (Mt 22:37). Yo conocía estas verdades, pero quería que el Espíritu me diera solo una vida a medias, no la vida plena del Espíritu (Jn 10:10). Deseaba una nueva vida pero sin cambiar mi estilo de vida, y eso no podía ser.

Durante años Dios me regalaba su dulce amor en la Eucaristía y la lectura de la Biblia. Con el tiempo llegué a suplicarle a Jesús que yo pudiera estar inmerso en el Espíritu Santo (Jn 7:37-38; Mc 1:8) aun a costa de cambiar mi vida por completo (ver Mt 13:44). Entonces fue cuando recibí el Espíritu Santo y qué sorpresa me llevé cuando descubrí que me encantaba mi nuevo estilo de vida.

Hay que arrepentirse de ahogar y entristecer la acción del Espíritu, ya sea de manera intencional o inconscientemente (1 Tes 5:19; Ef 4:30). Deja que Dios derrame Su amor en tu corazón por medio del Espíritu Santo (Rom 5:5). "Reciban el Espíritu Santo" (Jn 20:22).

Oración:  Jesús, Tú derrochas sin medida la gracia del Espíritu sobre tu Iglesia. (Ti 3:6; Jn 3:34). Que sepamos recibir el Espíritu Santo de una manera digna de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.

Promesa:  "Lo he dicho y lo haré" (Ez 37:14).

Alabanza:  San Juan Eudes hizo el voto de castidad a los 14 años. Fomentó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, un gran remedio para la sequedad espiritual.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).