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Viernes, 31 de julio de 2015

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san Ignacio de Loyola


Levítico 23: 1, 4-11, 15-16, 27, 34-37
Salmos 81:3-6, 10-11
Mateo 13: 54-58

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celebrando la vida

"Las fiestas del Señor, las asambleas litúrgicas que ustedes convocarán a su debido tiempo, son las siguientes" (Levítico 23:4).

El Señor nos ha creado para celebrar su amor. En medio de nuestra vida de celebración, el Señor nos llama a unirnos en repetidas ocasiones para temporadas especiales de celebración. El año litúrgico comienza con la celebración del tiempo de Adviento y Navidad. En la Nueva Alianza, también celebramos el Día de Penitencia (ver Lev 23:27) el Viernes Santo, el día en que Jesús expió todos los pecados que han sido o serán cometidos. El Viernes Santo es el centro del Triduo, los tres días más importantes del año litúrgico. El Triduo está precedido por la celebración de la Cuaresma y seguido por nuestra mayor celebración, la temporada de Pascua, la cual San Atanasio llama "el domingo de cincuenta días". La temporada de Pascua es de siete semanas que termina con la Fiesta de las Semanas, es decir, Pentecostés (ver Lev 23:15ss).

Nosotros también deberíamos celebrar los días santos y las fiestas de María y otros santos. Debemos celebrar el aniversario de nuestros bautismos incluso más de lo que celebramos nuestros cumpleaños. Muy especialmente, debemos celebrar todos los domingos, "como fiesta primordial de obligación en la Iglesia universal" (Catecismo, 2177).

El Señor nos llama a estar ocupados en "el culto litúrgico de la Iglesia" (Vaticano II, Laicos, 11). Hemos sido creados para celebrar juntos el amor de Dios para siempre. ¡Celebremos!

Oración:  Padre, profundiza mi fe y mi amor para que produzcan alegría y celebración.

Promesa:  "Entonen un canto, toquen el tambor, y la cítara armoniosa junto con el arpa. Toquen la trompeta al salir la luna nueva y el día de luna llena, el día de nuestra fiesta. Porque ésta es una ley para Israel, un precepto del Dios de Jacob" (Sal 81:3-5).

Alabanza:  San Ignacio de Loyola quería luchar por la libertad de Tierra Santa, pero en su lugar fue llamado a luchar por la santidad en el corazón de la Iglesia de Roma.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de febrero de 2015

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