< <  

Martes, 28 de julio de 2020.

  > >


Jeremías 14:17-22
Salmos 79:8-9, 11, 13
Mateo 13:36-43

Ver Lecturas en Inglés
Reflexiones Similares

“un tiempo para llorar” (ecl 3:4)

"Que mis ojos se deshagan en lágrimas, día y noche, sin cesar, porque la virgen hija de mi pueblo ha sufrido un gran quebranto, una llaga incurable" (Jeremías 14:17).

   A veces lo mejor que se puede hacer es llorar. Jesús mismo lloró (Lc 19:41). Él llamó a aquellos “benditos” a los que lloraban (Lc 6:21). A veces, como Jeremías, debemos rezar para llorar. Muchos de los que leemos esto no hemos llorado por años. Otros lloran a menudo, pero por razón equivocada. Debemos llorar por cosas que nunca hemos llorado. Incluso podemos necesitar llorar a lo largo de varios días (Neh 1:4).
   Debemos orar para que se nos sequen algunas lágrimas (Ap 21:4) y para que otras lágrimas broten y se derramen como un río. Jesús profetizó: “Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo” (Jn 16:20).
   Para que el Señor seque nuestras lágrimas, primero debemos llorar. No debemos avergonzarnos de llorar, sino avergonzarnos de no llorar, teniendo en cuenta los males que hay entre nosotros. Las lágrimas de pena a menudo preceden lágrimas de alegría. Nuestro Padre registra nuestras lágrimas una por una. Los almacena en Su frasco (Sal 56:9).

Oración:  Padre, quiero “alegrarme con los que se alegran y llorar con los que lloran" (ver Rom 12:15).

Promesa:  "Los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!” (Mt 13:43)

Alabanza:  Eduardo recibió el regalo de lágrimas cuando oró por el Espíritu Santo, lágrimas de alegría, no de pena.

Referencia:  

Rescripto:  Según el Código de Derecho Canónico, se otorga el Nihil Obstat (no existe impedimento para publicar) a Un Pan, Un Cuerpo por el periodo 1 de junio al 31 de julio de 2020. Otorgado el 22 de octubre de 2019. Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.