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Domingo, 21 de julio de 2019

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16to domingo de Tiempo Ordinario


Génesis 18:1-10
Colosenses 1:24-28
Salmos 15:2-5
Lucas 10:38-42

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la escuela de sufrimiento

"Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de Su Cuerpo, que es la Iglesia" (Colosenses 1:24).

Antes de comprometernos con el Señor, naturalmente elegimos vivir una vida de máximo placer y dolor mínimo. Debido a que el amor verdadero con frecuencia implica dolor, la vida de máximo placer y dolor mínimo equivale a una vida de máximo egoísmo y amor mínimo.

Si nos arrepentimos, elegimos el amor y comprometemos nuestras vidas totalmente con el Señor, elegimos una vida de máximo amor, sin importar el dolor. En efecto, elegimos tomar la cruz diariamente y seguir a Jesús (Lc 9:23). Elegimos sufrir redentoramente en el patrón de la muerte de Jesús (Fil 3:10).

A medida que crecemos en santidad, no solo aceptamos el sufrimiento en Jesús, sino que nos regocijamos en este (Col 1:24, ver también 1 Pe 4:13). Nos regocijamos por sufrir con Cristo porque amamos a Cristo y queremos ser como Él. Además, nos regocijamos por sufrir en Cristo porque amamos a los demás y queremos que todos se salven (ver 1 Tim 2:4). Cuando nos damos cuenta de que "el sufrimiento, más que cualquier otra cosa ... despeja el camino a la gracia que transforma las almas" (El Significado Cristiano del Sufrimiento Humano, Papa san Juan Pablo II, 27), nos regocijamos de que la gracia salvadora del Señor está siendo aceptada por medio de compartir el sufrimiento de Cristo.

¿Estás comprometido con Jesús? ¿Estás creciendo en santidad? Para responder a estas preguntas, mira tu actitud hacia el sufrimiento en Cristo.

Oración:  Padre, envía al Espíritu Santo para transformar mi actitud hacia el sufrimiento.

Promesa:  "Una sola cosa es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada" (Lc 10:42).

Alabanza:  Alabado sea el Jesús resucitado, Quien libremente eligió dejar la gloria del cielo para sufrir en la tierra por nuestra salvación.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 12 de diciembre de 2018

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