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Miércoles, 8 de mayo de 2019

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Hechos 8:1-8
Salmos 66:1-7
Juan 6:35-40

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donde hay su voluntad, hay su camino

"La voluntad del que me ha enviado es que Yo no pierda nada de lo que Él me dio, sino que lo resucite en el último día" (Juan 6:39).

Jesús nunca nos rechazará porque Él, Quien es Amor (1 Jn 4:8, 16), nos ama con un amor crucificado. Sin embargo, Jesús no da esto como la razón para nunca rechazarnos. Él nunca nos rechazará porque no hace su propia voluntad. Jesús descendió del cielo a la tierra para cumplir la voluntad de Su Padre (Jn 6:38). Él hace la voluntad de Su Padre, y el Padre quiere que Jesús no nos rechace (Jn 6:37-38).

La comida de Jesús era hacer la voluntad de Su Padre (Jn 4:34). Jesús nos enseñó a orar para que la voluntad de Su Padre se haga en la tierra como en el cielo (Mt 6:10). Jesús incluso prometió: "Porque todo el que hace la voluntad de Mi Padre que está en el cielo, ese es Mi hermano, Mi hermana y Mi madre" (Mt 12:50). Jesús insistió en que solo aquellos que hacen la voluntad del Padre pueden entrar en Su reino (Mt 7:21). En la agonía antes de Su muerte, Jesús oró a Su Padre: "no se haga Mi voluntad, sino la Tuya" (Mt 26:39). Jesús dijo a Su Padre: "Aquí estoy, Yo vengo para hacer Tu voluntad" (Heb 10:9). "Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre" (Heb 10:10). "Esta es la voluntad de Mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en Él, tenga Vida eterna y que Yo lo resucite en el último día" (Jn 6:40).

Has un acto de voluntad siempre para unir tu voluntad a la de Jesús, y por tanto unirte a la voluntad del Padre para siempre.

Oración:  Padre, vengo a hacer Tu voluntad (ver Heb 10:9). "Aquí estoy. En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo. Dios mío, Tu voluntad, y Tu ley está en mi corazón" (Sal 40:9).

Promesa:  "Porque los espíritus impuros, dando grandes gritos, salían de muchos que estaban poseídos, y buen número de paralíticos y lisiados quedaron curados" (Hch 8:7).

Alabanza:  Martín superó la adicción a las drogas al entregarse diariamente a la misericordia y providencia de Jesús.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de enero de 2019

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