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Lunes, 9 de julio de 2018

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san Agustín Zhao Rong
y los mártires chinos


Oseas 2:16-18, 21-22
Salmos 145:2-9
Mateo 9:18-26

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ahoga tus penas

"Mi hija acaba de morir" (Mateo 9:18).

Recuerda algunas de las palabras más tristes que has dicho. Tal vez usted ha dicho cosas como "Ella se murió", "No hay esperanza", "Se ha ido", "Estoy perdido" o "No quiero seguir adelante".

Como el líder de la sinagoga, lleva tu tristeza a Jesús, y Jesús te resucitará de entre los muertos. "Descarguen en él todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes" (1 Pe 5:7). "No tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades" (Heb 4:15). "Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno" (Heb 4:16).

Jesús puede quitar inmediatamente tu tristeza y dolor. Él puede hacer lo que pides o sorprenderte con algo aún mejor. El Señor puede amarte tan divinamente que no te darás cuenta durante años de cuánto Él te ama. No obstante, date cuenta que el Señor te ama personalmente con un amor perfecto, infinito, incondicional, crucificado y eterno. Ahoga tus penas en el Amor de Cristo. "Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios (Ef 3:18-19).

Oración:  Padre, dame una tristeza piadosa que conduzca al arrepentimiento (2 Co 7:10).

Promesa:  "Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia y el derecho, en el amor y la misericordia; te desposaré en la fidelidad, y tú conocerás al Señor" (Oseas 2:21-22).

Alabanza:  Los ciento veinticinco mártires chinos, que incluían hombres, mujeres, niños, sacerdotes y laicos, mostraron la profundidad de la fe dando todo, incluyendo sus vidas, a Jesús.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 28 de diciembre de 2017.

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