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Domingo, 26 de junio de 2016

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13er Domingo de T. Ordinario


1 Reyes 19:16, 19-21
Gálatas 5:1, 13-18
Salmos 16:1-2, 5, 7-11
Lucas 9:51-62

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Reflexiones Similares

¿el fuego de dios?

"¿Quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?" (Lucas 9:54).

Santiago y Juan preguntaron a Jesús: "'Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?' Pero Él [Jesús] se dio vuelta y los reprendió" (Lc 9:54-55). En otra ocasión, Jesús proclamó: "Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!" (Lc 12:49). En ocasiones Jesús desea mandar fuego; pero en otras, no.

Elías era el campeón mundial en traer fuego del cielo (ver 1 Re 18:38; 2 Re 1:10-12; Eclo 48:3). Sin embargo, en una ocasión durante la vida de Elías, "el Señor no estaba en el fuego" (1 Re 19:12). ¿Por qué el Señor está en algunos fuegos y no en otros?

El Señor no se encuentra normalmente en el fuego de la destrucción, sino en el fuego del discipulado. El asombroso poder de Elías para hacer que el fuego bajara le acompañó en el gran ministerio de su vida: el llamado de Eliseo para ser discípulo (ver 1 Re 19:16ss). Después de que Jesús reprendiera a Juan y a Santiago por querer destruir con fuego a los samaritanos, Jesús se centra en el llamado al discipulado (Lc 9:57-62). Esto culminó en el primer Pentecostés cristiano.

"Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos" que eran 120 discípulos (Hch 2:3). Esto condujo a que tres mil personas fueran bautizadas en el discipulado (Hch 2:41).

El Señor quiere que traigamos fuego del cielo cuando llamemos discípulos. "Yo he venido a traer fuego sobre la tierra" (Lc 12:49) para "que todos los pueblos sean mis discípulos" (Mt 28:19).

Oración:  Padre, que nuestros corazones ardan en fuego (Lc 24:32).

Promesa:  "Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad, pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para satisfacer los deseos carnales" (Gal 5:13).

Alabanza:  Alabado Tú, Jesús resucitado, por mandar al Espíritu Santo a prender fuego sobre la tierra. Te entregamos nuestros corazones en adoración.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.

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