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Jueves, 26 de mayo de 2016

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san Felipe Neri


1 Pedro 2:2-5, 9-12
Salmos 100:2-5
Marcos 10:46-52

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Reflexiones Similares

"el que tenga sed..." (juan 7:37)

"Como niños recién nacidos, deseen la leche pura de la Palabra" (1 Pedro 2:2).

Algunos de ustedes no habrán sacado provecho del día de Pentecostés este año porque, aun después de cuarenta días de Cuaresma y cincuenta días de Pascua, todavía les faltaba sed por el Espíritu Santo. Jesús continúa clamando: "El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí; como dice la Escritura: 'De su seno brotarán manantiales de agua viva' (Él se refería al Espíritu)" (Jn 7:37-39).

Para recibir el Espíritu, debemos sentir sed. La sed es uno de los más fuertes impulsos humanos, y la sed de un bebé lactante es uno de los mejores ejemplos de esto. Así, el Señor nos manda: "Como niños recién nacidos, deseen la leche pura de la Palabra, que los haré crecer para la salvación" (1 Pe 2:2).

Si no estuvimos sedientos el domingo de Pentecostés, ¿porqué el jueves después de Pentecostés, deberíamos esperar tener tanta sed como lo tienen los recién nacidos por la leche de sus madres? Podemos estar tan sedientos porque el Señor obra. Estos últimos días, el Señor te ha llamado varias veces para silenciar los deseos de tu carne y fomentar la sed por cosas del Espíritu (ver Gal 5:17). Aunque el domingo de Pentecostés no haya sido una ocasión en que recibiste al Espíritu, puedes por lo menos haber empezado a tener más sed por las cosas de Dios. La mera gracia de poder leer estas enseñanzas sobre la Biblia es una manera en que Dios aumenta tu sed de la "leche pura del Espíritu."

Tal vez tu sed no sea tan fuerte, pero sí ha aumentado. ¡Ahora mismo, ora por mayor sed o aun un nuevo Pentecostés! Recibe ese Pentecostés ahora o muy pronto. Ten sed como la tiene un niño.

Oración:  Padre, que yo desee la vida en el Espíritu más que el placer.

Promesa:  "Jesús le preguntó: '¿Qué quieres que haga por ti?' Él le respondió: 'Maestro, que yo pueda ver.' Jesús le dijo: 'Vete, tu fe te ha salvado'" (Mc 10:51-52).

Alabanza:  San Felipe era un maestro, pero vendió todos sus libros, dio a los pobres y se convirtió en "el santo amable."

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 21 de enero de 2016.

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.