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Miércoles, 30 de marzo de 2016

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Semana de Pascua


Hechos 3:1-10
Salmos 105:1-4, 6-9
Lucas 24:13-35

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Reflexiones Similares

experiencias conmovedoras

"Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios" (Hechos 3:9).

El Señor le dijo al profeta Ezequiel que pasara a través de valles llenos de huesos secos (Ez 37:1 ss). Estos huesos representan el estado del pueblo elegido, Israel. Entonces, el Señor le dijo a Ezequiel que profetizara sobre los huesos. Los huesos comenzaron a moverse. Esto simbolizaba la nación israelita comenzando a levantarse de entre los muertos. Cuando algo que no puede moverse se mueve, puede ser un signo de la Resurrección.

Pedro y Juan sanaron a un hombre de cuarenta años de edad que había sido paralítico desde el nacimiento (Hch 3:7). Cuando este hombre que no podía moverse se movió, corrió y saltó, fue un signo de la Resurrección.

Los dos discípulos en el camino a Emaús estaban mental y espiritualmente paralizados. Jesús les dijo que eran "duros de entendimiento" y eran lentos para creer (Lc 24:25), pero poco después sus corazones ardían y sus ojos se abrieron (Lc 24:32, 31). Este movimiento interior era una señal y la experiencia de la Resurrección.

¿Qué huesos tienes que mover en tu vida? ¿De qué manera estás paralizado? ¿Qué es lo que no se mueve en tu vida? Cuando haces un movimiento para hablar por Jesús por primera vez en tu trabajo, o empezar a rezar con tu esposa como nunca antes, o ir a la confesión por primera vez en mucho tiempo, alejarse de mirar la televisión, ir a misa durante la semana, leer la Biblia todos los días, etc., estos movimientos son signos de la resurrección de Jesús. Dése prisa.

Oración:  Padre, muéveme.

Promesa:  "Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan" (Lc 24:35).

Alabanza:  ¡Aleluya! ¡Alabado sea Jesús, Luz resucitado, esperanza, Señor y Dios!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de noviembre de 2015.

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