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Miércoles, 10 de febrero de 2016

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Miércoles de Ceniza


Joel 2:12-18
2 Corintios 5:20─6:2
Salmos 51:3-6, 12-14, 17
Mateo 6:1-6, 16-18

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Reflexiones Similares

un programa de arrepentimiento mundial

"¡En el momento favorable te escuché!" (2 Corintios 6:2).

Muchos de nosotros anhelamos la renovación de la Iglesia Católica. Estamos hambrientos porque los miembros de la Iglesia se llenen de luz, para abandonarse en Jesús. Anhelamos que las Misas estén repletas de gente y llenas del Espíritu Santo (ver Hch 2:4). La respuesta del Señor a tus anhelos es: "Convertíos y creed en el evangelio. Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás."

Estoy sentado en la Misa de las 6:30 a.m. con varios cientos de personas que han venido a recibir las cenizas en la Misa del Miércoles de Ceniza. Normalmente hay setenta y cinco personas en esta Misa; hoy día hay al menos 250 personas. El mensaje del Miércoles de Ceniza, de que los seres humanos somos pecadores que necesitamos arrepentirnos, reformar nuestras vidas, orar, ayunar y dar limosna es completamente opuesto al mensaje de la cultura secular. La Iglesia Católica, en su sabiduría y guiada por el Espíritu Santo, reconoce que los corazones de la gente están inquietos hasta que no descansen en Dios (ver Catecismo, 30, San Agustín). Sabiendo que algo profundo dentro del corazón de los hombres y mujeres anhela ser reconciliado con Dios (ver 2 Co 5:20), la Iglesia ha diseñado un programa mundial de arrepentimiento. Se llama el tiempo de Cuaresma, y este programa comienza con el Miércoles de Ceniza. La gente verdaderamente responde de buena gana al Miércoles de Ceniza y a la Cuaresma.

Por lo tanto, con millones de creyentes en todo el mundo, "desgarren sus corazones" (Jl 2:13) y entren en el tiempo de Cuaresma. Arrepiéntete, y humíllate ante los ojos del Señor (1 Pe 5:6).

Oración:  "¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad; por tu gran compasión borra mis faltas!" (Sal 51:3)

Promesa:  "El Señor se llenó de celos por su tierra y se compadeció de su pueblo" (Jl 2:18).

Alabanza:  Samanta regresó a la confesión después de una ausencia de veinte años. Ahora recibe a Jesús diariamente en la Eucaristía.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de noviembre de 2015.

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