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Lunes, 25 de mayo de 2015

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san Beda el Venerable
Papa san Gregorio VII
& santa María Magdalena de Pazzi


Eclesiástico 17:19-24
Salmos 32:1-2, 5-7
Marcos 10:17-27

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Reflexiones Similares

¿esperanza perdida?

"El tiene los ojos fijos en sus caminos" (Eclesiástico 17:19).

La esperanza en el Señor conduce directamente a recobrar las fuerzas. Los que esperan en Él nunca sucumbirán (1 Mac 2:61) y en realidad renuevan sus fuerzas (Is 40:31). Esto ocurre porque "la esperanza permanece" aún cuando todo lo demás parece desvanecerse (vea 1 Co 13:13). Un pueblo con esperanza será para siempre un pueblo fuerte.

Como la esperanza es fundamental para adquirir fortaleza, Satanás no pierde ocasión para impedir a toda costa que la gente aumente su esperanza. Para derrotar nuestra esperanza, Satanás nos vapulea con:

  • decepciones: No dejamos que las derrotas conquisten la esperanza, porque nuestra "esperanza no quedará defraudada" (Rom 5:5; Is 49:23).

  • tristeza que puede llevar a la desesperación. Debemos luchar contra esta estratagema del enemigo, poniendo alegría en la esperanza (Rom 12:12) siempre (Fil 4:4).

  • tentaciones recurrentes para que nos centremos en nosotros mismos en lugar de Dios: tenemos que considerar lo que Dios ha hecho en las generaciones pasadas (Eclo 2:10). Aquellos que han esperado en Dios han sido siempre recompensados.

Puede que quedemos muy abatidos tras las duras pruebas a las que hemos de enfrentarnos, hasta el punto de dejarnos incapaces de levantar cabeza, y no digamos ya de crecer en la esperanza. Pero Dios levanta al abatido (Sal 3:4) y se niega a dejar que perdamos la esperanza. El Señor mismo " alienta a aquellos que están perdiendo la esperanza" (Eclo 17:19). Cuando todo parezca desesperanzador, Dios mismo nos dará una esperanza viva (ver 1 Pe 1:3). Por lo tanto, nunca te rindas, nunca dejes de esperar en el Señor, nunca te rindas a la desesperanza, "y espera siempre en tu Dios" (Os 12:7).

Oración:  Jesús, me centraré en Ti, mi esperanza de la gloria (Col 1:27).

Promesa:  "Para Él todo es posible" (Mc 10:27).

Alabanza:  Las últimas palabras del Papa Gregorio VII fueron: "He amado la justicia y odiado la iniquidad, por esto muero en el destierro" (ver Sal 101).

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015

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