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Sábado, 11 de abril de 2015

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Semana Santa


Hechos 4:13-21
Salmos 118:1, 14-21
Marcos 16:9-15

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atrévete a dar testimonio de tu fe

"Los llamaron y les prohibieron terminantemente que dijeran una sola palabra o enseñaran en el nombre de Jesús" (Hechos 4:18).

Jesús resucitó y todos nosotros somos testigos (ver Hch 1:8; 2:32; 3:15; 4:33; 10:41; 13:31). Satanás no pudo evitar que Jesús resucitara de entre los muertos, pero siempre intentará que dejemos de ser testigos de Cristo resucitado. Sin embargo, nunca debemos "callar lo que hemos visto y oído" (Hch 4:20) acerca de Cristo resucitado, sin importarnos cuánto tengamos que sufrir. Jesús resucitado nos respaldará a nosotros y reprenderá la increencia de aquellos que se negaron a creen en nuestro testimonio (Mc 16:14). Él también enviará el Espíritu Santo para que ponga las palabras adecuadas en nuestros labios para que podamos ser testigos veraces (Lc 12:12). El Espíritu, por ello, condenará como pecado la falta de fe de los que no crean en nuestro testimonio (Jn 16:8).

Por lo tanto, el testimonio personal de fe es una de las maneras más eficaces de comunicar el evangelio de Jesucristo (ver Hch 1:8). Cuando damos testimonio de nuestra fe en Jesús, hacemos partícipes a otros de un gran tesoro y logramos que nuestra propia fe crezca aún más. Dar testimonio glorifica a Jesús resucitado, construye el reino de Dios y aumenta nuestro crecimiento en santidad. Ser testigo de Cristo resucitado cambia la cultura de la muerte en una civilización de la vida y el amor. Por lo tanto, Satanás, "el demonio" (Heb 2:14) detesta que seamos testigos, porque sufre tremendas derrotas cuando damos testimonio (ver Ap 12:11).

Ama a Dios; desafía al diablo; sé testigo de Jesús resucitado.

Oración:  Padre, que sea testigo de Jesús allá donde me encuentre, y después a los que me rodeen, a compañeros de trabajo, ciudades y países enteros (ver Hch1:8)

Promesa:  "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación" (Mc 16:15).

Alabanza:  Alabado sea Jesús, "la Resurrección y la Vida" (Jn 11:25). "Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él" (Sal 118:24). ¡Aleluya!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015

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