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Jueves, 30 de enero de 2014

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2 Samuel 7:18-19, 24-29
Salmos 132:1-5, 11-14
Marcos 4:21-25

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Reflexiones Similares

"mayor amor no hay" (jn 15:13)

"¿Quién soy yo, Señor, y qué es mi casa para que me hayas hecho llegar hasta aquí?" (2 Samuel 7:18).

David quedó pasmado por las gracias que el Señor le había concedido a él y a su familia. Empero, "el más pequeño en el Reino de Dios es más grande" que David (Mt 11:11). David fue rey, pero él no fue hijo adoptivo de Dios, como lo es cada cristiano. Fue profetizado que el Mesías vendría de la línea de David. Pero ni David podría soñar que el Mesías sería Dios, que viviría entre nosotros, cambiaría nuestra naturaleza humana al morir en la Cruz, se levantaría de entre los muertos y viviría dentro de nosotros.

El Señor prometió que la casa de David duraría para siempre (2 Sm 7:16, 29), pero David no tenía ni idea de que Dios levantará de entre los muertos a los que creen en Jesús, el hijo de David (Jn 11:25-26). Por supuesto, David jamás tuvo oportunidad de recibir el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesús, a Dios mismo. Habría sido imposible para él concebir tal cosa.

David fue bendecido, pero a nosotros los cristianos se nos ha concedido mayores dones (Mt 13:16-17). A nadie se le ha amado más que a nosotros (Jn 15:13). Agradece, vive y ama consecuente con esto.

Oración:  Padre, viviré en tu Amor y viviré en Ti (1 Jn 4:16).

Promesa:  "Escucha atentamente a lo que oyes. En la medida que das recibirás" (Mc 4:24).

Alabanza:  Rafael despertó con un terrible dolor de cabeza y sin poder ver por un ojo. Después de Misa el domingo, su esposa le instó que pidiera una oración de su sacerdote. El sacerdote oró por él en plena calle fuera de la iglesia. Un momento después, Jesús restauró su vista y su dolor de cabeza desapareció.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de julio de 2013

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