¿Tú dejarías noventa y nueve asuntos urgentes para ir en busca de un extraviado? ¿Tú dejarías todas las actividades de la Iglesia para ir a buscar a los perdidos? ¿Tú interrumpirías tu horario, el trabajo y tu vida para compartir tu fe con alguien que se está perdiendo?

El corazón de Jesús tiene preferencia por las ovejas extraviadas. Él llora cuando las ve (Lc 19,41) y deja todo para ir a buscarlas.

Su corazón le mueve la compasión (Mt 9,36). Hay más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve "que no necesitan convertirse" (Lc 15,7). ¿Tienes el corazón de Cristo para los extraviados? ¿Llegarías a separarte de Cristo si eso ayudara en algo hacer volver a los perdidos? (Rm 9,3). ¿Cuánto realmente te importa?

Comienza a orar durante los próximos diez días para sentir con el mismo corazón de Cristo. Es posible que, por primera vez en tu vida, derrames lágrimas por las ovejas perdidas; que compartas tu fe y ores con mayor intensidad de la que has tenido en años." Acérquense a Dios y Él se acercará a ustedes. Que los pecadores purifiquen sus manos; que se santifiquen los que tienen el corazón dividido. Reconozcan su miseria con dolor y con lágrimas. Que la alegría de ustedes se transforme en llanto, y el gozo, en tristeza. Humíllense delante del Señor, y él los exaltará" (Stg 4,8-10).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de mayo de 2013

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