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Sábado, 21 de noviembre de 2015

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Presentación de María


1 Macabeos 6:1-13
Salmos 9:2-4, 6, 16,19
Lucas 20:27-40

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nuestra indignidad en su dignidad

"Jesús les respondió: En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán" (Lucas 20:34-35).

¿Serás juzgado "digno de participar del mundo futuro y de la resurrección"? (Lc 20:35) ¿Hay algo que has hecho o puedes hacer que te hace digno de ser resucitado de entre los muertos? Obviamente, nadie es digno de ser resucitado de los muertos, sólo Jesús, el Cordero de Dios, la Resurrección y la Vida (Jn 11:25). Todos los ángeles claman ante el trono de Dios: "El Cordero que ha sido inmolado, es digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza" (Ap 5:12).

No tenemos justicia ni dignidad propia (Fil 3:9). Sin embargo, hemos sido bautizados en Cristo (Rom 6:3), y en Jesús estamos con Su dignidad, y seremos juzgados dignos de la resurrección de entre los muertos y la vida eterna. La Iglesia nos ha enseñado a orar cuando recibimos la Sagrada Comunión, que no somos dignos de que Jesús entre en nuestra casa (ver Mt 8:8). Nunca seremos dignos de recibir a Jesús. Sin embargo, cuando lo recibimos a Él y estamos en Él (Jn 6:56), renovamos nuestro pacto bautismal con Él, y en nuestra indignidad recibimos mérito.

"¿Quién es digno?" (Ap 5:2). "Tú eres digno, Señor y Dios nuestro" (Ap 4:11). "El Cordero… es digno" (Ap 5:12).

Oración:  Jesús, el Cordero inmolado de Dios, "la Resurrección y la Vida," mi Salvador, mi Señor, mi Dios, mi Dignidad.

Promesa:  "Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque Él no es Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él" (Lc 20:37-38).

Alabanza:  Los santos Ana y Joaquín creían que Dios ejecutaría Su plan por medio de su hija. Expresaron su convicción, presentando a su hija María de tres años para que fuera criada en el Templo.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de junio de 2015.

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