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Lunes, 26 de setiembre de 2016

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santos Cosme y Damián


Job 1:6-22
Salmos 17:1-3, 6-7
Lucas: 9:46-50

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el doble golpe

"El Señor le dijo al Adversario, 'Esta bien. Todo lo que le pertenece está en tu poder, pero no pongas tu mano sobre él" (Job 1:12).

Satán es el padre de las mentiras (Jn 8:44). Es el experto para tentarnos. Por ejemplo, trató que Job dijese algo indigno contra Dios (Jb 1:22) y lo maldijera (Jb 2:9). Pero Job no cayó en las continuas tentaciones de Satán. Primero, Satán hizo que los sabeos robasen los bueyes y las asnas (Jb 1:14-15). En nuestra economía, esto hubiese sido un robo de un valor de varios miles de dólares. Después, un rayo cayó del cielo y destruyó la mayor parte de la propiedad de Job, matando a algunos de sus trabajadores (Jb 1:16). Si Job no hubiese perdonado a los sabeos o colocado la primera catástrofe en las manos de Dios, él hubiese culpado a Dios por la segunda catástrofe. Esto haría que se alejase de Dios y plantase una semilla, que pudo haber crecido en pecado y Job hubiese dicho cosas indignas y maldecido en contra de Dios.

Después que este doble golpe falló, Satán trató otra vez de tentar a Job, pero con más intensidad. Los caldeos robaron camellos de Job, probablemente de mucho más valor que los bueyes y las asnas (Jb 1:17). Esos caldeos acuchillaron a varios de los servidores de Job (Jb 1:17). Si Job hubiese odiado a estos caldeos por sus crímenes, probablemente él hubiera pecado y desfallecido cuando oyó las noticias devastadoras de que sus diez hijos habían muerto en un accidente (Jb 1:18-19). Las malas noticias llegan en parejas o en racimos, siempre recibimos malas noticias cuando no estamos bien. Por eso, debemos volver a Dios, perdonar y sacudirnos del primer golpe antes de que el segundo nos llegue.

Oración:  Padre, dame la sabiduría y el amor para que no sea burlado por el maligno adversario (ver 2 Co 2:11).

Promesa:  "El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mi, y el que me recibe a mi, recibe a aquel que me envió, porque el más pequeño de ustedes, ese es el mas grande" (Lc 9:48).

Alabanza:  San Cosme y Damián usaron sus dones de sanación para ayudar gratis a los enfermos y heridos de Dios.