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Sábado, 9 de agosto de 2014

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santa Teresa Benedicta de la Cruz


Habacuc 1:12-2:4
Salmos 9:8-13
Mateo 17:14-20

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Reflexiones Similares

"¿hasta cuándo me tendrás olvidado señor?" (sal 13:2)

Este "no fallará" (Habacuc 2:3).

"La esperanza diferida enferma el corazón" (Prov 13:12). Es tan difícil a veces tener que esperar tanto tiempo para que el plan de Dios se manifieste. ¿Alguna vez has sentido que vas a morir antes de que mejoren las cosas? Aun así "El Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan" (2 Pe 3:9). "Si parece que se demora, espera, porque vendrá sin ninguna duda y no tardará" (Hab 2:3).

¿Cómo esperar algo que tanto necesitamos? Sabemos que es la voluntad de Dios y con lo cual no podríamos sobrevivir. Sin embargo, debemos esperar con paciencia, confianza y sin quejarnos. Hacer lo contrario sería un insulto a Dios, y una falta de fe en su poder y providencia. Nuestra fuerza se renueva 'esperando' en el Señor (Is 40:31, KJV).

La palabra hebrea 'espera" o 'esperanza', traducida en Isaías 40:31 significa entrelazar, como las hebras de una cuerda que se trenzan. En nuestra espera, nos entrelazamos en el Señor así como Él se entrelaza en nosotros. Cuando fuerzas desalentadoras traten de desgarrarnos, no nos separaremos de Cristo, sino que, al igual que las hebras de la cuerda se aprietan más fuertemente al tirar de ella, de la misma manera nos unimos más fuertemente al Señor cuando tiren de nosotros. Y nunca "se desgarrará la cuerda" porque el Señor nos trenza fuertemente dentro de su presencia.

"Y así no se dejarán abatir por el desaliento" (Heb 12:3). Manténganse firmes en Jesús (Heb 12:2) y confíen en Él. No cedan ni siquiera un centímetro de su posición de esperanza. "Ustedes estén alerta para no perder el fruto de sus trabajos, de manera que puedan recibir una perfecta retribución" (2 Jn 8).

Oración:  Padre, me quedaré quieto y sabré que Tú eres Dios (Sal 46:11). Esperaré en silencio tu salvación (Lam 3:26).

Promesa:  "Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento, quedó curado" (Mt 17:18).

Alabanza:  Santa Teresa Benedicta, una mujer de extraordinaria inteligencia, convertida a la Iglesia Católica, sacrificó sus logros académicos, sirviéndole a Él, como una monja, y fue martirizada.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014

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