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Domingo, 27 de agosto de 2017

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21er domingo de T. Ordinario


Isaías 22:19-23
Romanos 11:33-36
Salmos 138:1-3, 6, 8
Mateo 16:13-20

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Reflexiones Similares

la encrucijada

"Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo" (Mateo 16:17).

Dios, el Padre, le reveló a Simón que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios vivo (Mt 16:16). Como todas las revelaciones divinas, esta fue el catalizador que impulsó el cambio de nombre de Simón a Pedro (Mt 16:18), la declaración de Jesús de edificar Su Iglesia sobre Pedro (Mt 16:18), la designación de autoridad de Pedro simbolizada por la entrega de las llaves del reino de los cielos (Mt 16:19) y la reiteración de la proclamación de Jesús sobre la cruz como la esencia del discipulado (Mt 16:24). Naturalmente, Pedro no aceptó la cruz ni tampoco entendió todas estas revelaciones posteriores (Mt 16:22).

El Señor también se revela ante nosotros. Por ejemplo, Él puede penetrar en nuestros corazones por medio del mensaje de Su misericordia. Esta revelación es un catalizador que nos estimula a comprender la necesidad de ser misericordiosos. Esto implica, cargar la cruz de perdonar y amar, incluyendo a nuestros enemigos. Una vez más, una revelación divina nos transporta hacia la cruz. En este punto, nos enfrentamos con el dilema de Simón Pedro. Nos sentimos privilegiados de recibir algunas revelaciones del Señor pero reticentes a aceptar el mensaje de la cruz. Abrazaremos la cruz o escucharemos las palabras de Jesús a Pedro: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres" (Mt 16:23). Por fe, en el amor, carga con tu cruz cada día y sigue a Jesús (Lc 9:23).

Oración:  Padre, permíteme predicar sobre Cristo crucificado, el poder y sabiduría de Dios (1 Co 1:24).

Promesa:  "¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!" (Rom 11:33)

Alabanza:  "¡El Señor reina! Alégrese la tierra" (Sal 97:1). ¡Aleluya al Rey de Reyes resucitado!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de mayo de 2017.

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