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Sábado, 2 de agosto de 2014

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san Eusebio de Vercelli
san Pedro Julián Eymard


Jeremías 26:11-16, 24
Salmos 69:15-16, 30-31, 33-34
Mateo 14:1-12

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Reflexiones Similares

¿cansado de pecar?

"Y ahora, enmienden su conducta y sus acciones, y escuchen la voz del Señor, su Dios, y el Señor se arrepentirá del mal con que los ha amenazado" (Jeremías 26:13).

Cuando Herodes oyó hablar de Jesús, pensó que Jesús era en realidad Juan el Bautista (Mt 14:2). A Herodes lo debió de haber estado atormentando un sentimiento de culpa por decapitar a Juan. Este infierno de culpabilidad se debió a un asesinato, el cual, a su vez, fue provocado por la soberbia y la lujuria (ver Mt 14:3). La lujuria de Herodes provenía del resentimiento o algún otro pecado capital.

Al pecar, uno entra en el círculo vicioso de la esclavitud del pecado; uno acaba engañándose a sí mismo, odiándose a sí mismo, ciego, anoréxico y paralizado espiritualmente. En definitiva, "el salario del pecado es la muerte" (Rom 6:23). Si abordamos el tren del pecado, haremos cosas que consideramos "enfermizas", pervertidas y pervertidoras. Nos llevará a lugares a los cuales nunca hemos querido ir. En definitiva, podemos ir al infierno.

Por lo tanto, ama a Dios y odia el pecado (ver Eclo 17:21). Resiste las tentaciones de pecar - incluso hasta el punto de tener que derramar tu sangre (Heb 12:4). Si has pecado, arrepiéntete inmediatamente. Ve y confiésate. Considera este sacramento un gran regalo, el cual puedes recibir al menos mensualmente. Sé un ministro de la reconciliación (2 Co 5:18): ama a los pecadores; odia el pecado; y llama a los condenados por el pecado al arrepentimiento (ver Jn 16:8). Sobre todo, dale gracias a Dios siempre y para siempre por ser el Cordero de Dios sacrificado que quita el pecado del mundo (Jn 1:29).

Oración:  Jesús, te acepto como la ofrenda por mis pecados y los pecados del mundo entero (1 Jn 2:2).

Promesa:  "Fue el Señor el que me envió a profetizar" (Jer 26:12).

Alabanza:  Incluso en los sufrimientos del exilio, por su fe, san Eusebio se regocijó en el Señor y alentó a sus compañeros creyentes escribiendo: "Queridos amigos, me regocijo en su fe, en la salvación que viene de la fe, en sus buenas obras".

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014

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