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Lunes, 18 de agosto de 2014

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Ezequiel 24:15-24
Deuteronomio 32:18-21
Mateo 19:16-22

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"¿Qué me queda por hacer?" (Mateo 19:20).

La esencia de la vida cristiana es el abandono total a la voluntad de Dios. El primer y más grande de los mandamientos es amar a Dios con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas y toda nuestra mente (Lc 10:27).

Para cada persona, existe alguna acción concreta que requerirá el abandono y la entrega total a Dios. Por ejemplo, se abandonaba el joven del evangelio de hoy, vendiendo sus posesiones (Mt 19:21). Ezequiel profetizando, aun cuando su esposa estaba muriendo (Ez 24:15ss). Los judíos ya cristianos de la Iglesia primitiva dieron todo a Dios cuando aceptaron a los gentiles en su comunidad cristiana. Los gentiles dieron todo a Dios, cambiando su estilo de vida y observando ciertas prácticas judías (Hch 15:20). El hermano mayor del hijo pródigo tendría que perdonar a su hermano (Lc 15:28ss). Mateo fue llamado a dejar su trabajo como cobrador de impuestos (Mt 9:9). Bernabé vendió su propiedad y dio el dinero a la Iglesia (Hch 4:37). Ananías y Safira se negaron a darlo todo en circunstancias similares (Hch 5:01ss). María lo dio todo para ser la madre de Dios (Lc 1:34ss). José lo dio todo al no divorciarse de María (Mt 1,19ss).

¿Cómo quiere el Señor simbolizar tu abandono total hacia Él? "Hagan lo que Él les diga" (Jn 2:5).

Oración:  Padre, yo soy todo tuyo para siempre.

Promesa:  "Así tendrás un tesoro en el cielo" (Mt 19:21).

Alabanza:  Cintia escuchó y aceptó la llamada de Dios al permanecer soltera por el bien del Reino de Dios.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014

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