Jesús nos ordena perdonar a la gente de corazón (Mt 18:35). En el contexto de la parábola de hoy, significa que debemos, de corazón, considerar la cuenta pagada, la contabilidad equilibrada y la pizarra limpia.

¿Cómo determinar si hemos perdonado a otros de corazón? Si continuas buscando algún tipo de recompensa o ganancia de aquellos que te hicieron daño, no has perdonado verdaderamente de corazón. Si respondes "sí" a cualquiera de las siguientes preguntas, todavía no has clausurado el libro de las cuentas:

• Si el cónyuge que tanto te ha lastimado es alabado en público, ¿estás resentido internamente y buscando justicia?
• ¿Te molesta que los que dañaron tu reputación sean honrados por tus compañeros de trabajo, respetados por tus compañeros parroquianos o exitosos en sus proyectos?
• ¿Te encuentras soñando con que la otra persona sea vergonzosamente expuesta y tu justificación sea total?
• ¿Mantienes cuentas de viejas heridas? (ver 1 Co 13:5)

Jesús perdonó desde Su corazón. Su recompensa inmediata por esto fue sufrir burlas, humillación y brutalidades públicamente. Él nos amó y perdonó tanto que se negó a contar el costo de perdonarnos de corazón. Él soportó en silencio nuestro castigo, y nos liberó de las consecuencias. Imita a Jesús. Perdona primero. Perdona hasta quedar mal tú mismo. Perdona por completo. Perdona sin importar el costo. Perdona de corazón.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018

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