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Miércoles, 16 de agosto de 2017

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san Esteban de Hungría


Deuteronomio 34:1-12
Salmos 66:1-3, 5, 8, 16-17
Mateo 18:15-20

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Reflexiones Similares

el final

"Te he dejado verla con tus propios ojos, pero tú no entrarás en ella" (Deuteronomio 34:4).

En la cultura norteamericana las películas y novelas concluyen generalmente con un final feliz. El autor, después de una larga lucha, deja que gane la justicia.

A Dios, el autor de la vida (Hch 3:15), también le gustan los finales felices. Pero su felicidad es "infinitamente más de lo que podemos pedir o pensar" (Ef 3:20) — "el premio del llamado celestial que Dios me ha hecho en Cristo Jesús" (Fil 3:14). Sin embargo, es difícil resistir la tentación de cuestionar a Dios por la forma en que se termina nuestra vida terrenal.

El final de la vida de Moisés parece trágico. Soportó 40 años entre quejas y protestas, pastoreando fielmente a los israelitas hacia la frontera de la Tierra Prometida; pero Dios no le permitió entrar en esta tierra (Dt 34:4). Si Moisés no hubiera muerto, los israelitas no hubieran seguido a Josué como su nuevo líder. Si Moisés hubiera tenido un "final feliz" en la Tierra Prometida, hubiera muerto sin delegarle la autoridad a Josué, como nuevo líder, dejando a Israel débil y en desorden.

Nuestra herencia no es el resultado final, sino el privilegio de tener a Dios presente entre nosotros todos los días (Mt 18:20). Cada día en el servicio de Dios tiene su premio (Is 49:4). Si nos centramos diariamente en Jesús presente con nosotros, Él será "el Final" para nosotros (Ap 22:13). Ninguna circunstancia de este mundo nos puede desilusionar (Rom 5:5), porque nuestra esperanza está en Jesús, quien es el Señor de los finales. "Y con esto, llegamos al fin" (2 Mc 15:39).

Oración:  Padre, haz en mí lo que Tú quieras, para que se cumpla en mí Tu santa voluntad.

Promesa:  "También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá" (Mt 18:19).

Alabanza:  San Esteban, Rey de Hungría, era un verdadero católico quién insistió en que se observaran las costumbres cristianas y que su reino fuera un lugar de paz.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de mayo de 2017.

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.