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Miércoles, 5 de julio de 2017

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santa Isabel de Portugal
san Antonio María Zaccaría


Génesis 21:5, 8-20
Salmos 34:7-8, 10-13
Mateo 8:28-34

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Reflexiones Similares

fuera de sincronía con dios

"Echa a esa esclava y a su hijo" (Génesis 21:10).

Dios prometió a Abram un hijo para que él fuera padre de las naciones (Gn 15:4ss). Sin embargo, Abram y Sara estaban haciéndose muy viejos, y la promesa de Dios parecía que no iba a suceder. Así que Sara tomó control ofreciendo su criada Agar a Abram como madre sustituta. "Agar dio a luz a Ismael" (Gn 16:16). Años después, el tiempo perfecto de Dios llegó, y Sara concibió y dio a luz a Isaac. Dios "obró con ella conforme a su promesa" (Gn 21:1). Sin embargo, una gran cantidad de sufrimiento humano e injusticia se produjo en la familia de Abram porque Sara y Abram se adelantaron a Dios y le quitaron el control a Él. En su misericordia, Dios convirtió algunos de los problemas de la familia en bien (Rom 8:28), pero muchos problemas futuros surgieron por causa de esta ruptura entre Sara y Agar. Oremos para que llegue el glorioso día en que los hoy descendientes de Abram sean totalmente reconciliados.

Los israelitas no aprendieron la lección. Dios milagrosamente los libró de la esclavitud en Egipto. Entonces, Él planeó que marcharan a la tierra prometida para apropiársela (Num 13:2ss). Sin embargo, los israelitas temían a los habitantes de la tierra prometida más que a Dios, Quien los condujo a través del Mar Rojo. Ellos se negaron a seguir a Dios, y no entraron a la tierra. Como consecuencia de este temor rebelde, vagaron por el desierto durante cuarenta años (Num 14:32-34). Con la esperanza de evitar esta andanza, algunos cambiaron su rebeldía y pasaron por encima de Él. Invadieron la tierra prometida y fueron derrotados (Num 14:39-45).

El tiempo de Dios es perfecto; nosotros somos imperfectos. Debemos estar en sincronía con Dios para escucharlo atentamente cada día. Deja que se haga Su voluntad en tu vida, y Él te dirigirá perfectamente (Is 30:21).

Oración:  Padre, sé cómo puedo interrumpir Tus planes fácilmente, pero confío más en que Tú me vas a guiar por el sendero correcto (Sal 23:3).

Promesa:  "Teman al Señor, todos sus santos" (Sal 34:10).

Alabanza:  San Antonio, como doctor, curó tanto el cuerpo como el alma.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de marzo de 2017.

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