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Viernes, 24 de julio de 2015

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san Charbel Makhluf


Exodo 20:1-17
Salmos 19:8-11
Mateo 13:18-23

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¿quién quiere convertirse en millonario?

"Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: éste es el que recibió la semilla al borde del camino" (Mateo 13:18-19).

El hecho de estar leyendo este libro significa que probablemente no estás al borde del camino. Has recibido la semilla que es la palabra de Dios. Si has leído con regularidad y de forma continua estos librillos y especialmente las lecturas diarias de las Escrituras posiblemente tampoco representas el terreno pedregoso (ver Mt 13:20). Perteneces a un grupo reducido, una minoría en nuestra sociedad, con potencial para dar fruto.

Sin embargo, si produces espinas en lugar de fruto (ver Mt 13:22), será una gran pérdida para el mundo. ¿Si no produces fruto, entonces quién lo hará? "Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más" (Lc 12:48). En un mundo lleno de atajos y terrenos pedregosos, la Iglesia necesita vehementemente que rindas fruto al máximo.

Por lo tanto, debes ser cuidadoso y orar para que "las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas" no ahoguen las semillas que se transformarán en fruto excepcional, precioso y muy esperado (Mt 13:22). Si no eres rico, vigila tus deseos de convertirte en millonario pues "los que desean ser ricos se exponen a la tentación, caen en la trampa de innumerables ambiciones, y cometen desatinos funestos que los precipitan a la ruina y a la perdición. Porque la avaricia es la raíz de todos los males, y al dejarse llevar por ella, algunos perdieron la fe y se ocasionaron innumerables sufrimientos" (1 Tim 6:9-10). No negocies tu capacidad de dar fruto, salvando vidas, por un estilo de vida cómodo, placentero y vacío. Jesús nos encomienda a vivir en Él y rendir fruto en abundancia (Jn 15:5).

Oración:  Padre, produce en mi fruto aun en medio de la desolación del desierto.

Promesa:  "Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da" (Ex 20:12).

Alabanza:  San Charbel vivió como ermitaño los últimos cuarenta y cinco años de su vida. Su devoción y Santidad, hoy sirven de guía para la vida espiritual de muchos.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de febrero de 2015

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.