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Martes, 2 de Julio de 2013

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Génesis 19:15-29
Salmo 26:2-3, 9-12
Mateo 8: 23-27

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despertar a la fe

"De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía" (Mateo 8:24-25).

Durante siglos los padres de la Iglesia y los exégetas de la Escritura han visto el barco del Evangelio como una representación de la Iglesia. En ocasiones, el barco es sacudido por violentas tormentas, que amenazan su destrucción inminente. Jesús está presente constantemente en la Iglesia en todos su avatares, incluso cuando parece estar durmiendo (Mt 8:25).

Según se escribe esta reflexión, la Iglesia Católica en los Estados Unidos parece "anegada" (Mt 8:24) por la tormenta del escándalo. Algunos "expertos" incluso especulan que "estamos perdidos" como iglesia (Mt 8:25). Ante esto, Jesús responde: "¡hombres de poca fe!" (Mt 8:26). A pesar de lo horrible que es del escándalo producido por unos pocos, y de lo trágico que es el daño a las víctimas, y de lo bochornosa que es la corrupción de este escándalo para clérigos y religiosos inocentes, Jesús sostiene que la situación a la que se enfrenta la Iglesia es esencialmente la misma de aquella noche en la que barco zozobraba. Naturalmente, los discípulos solo veían el problema y el peligro inminente de la tormenta. Sin embargo, Jesús, al despertar, al instante les recriminó por su falta de fe. ¿Cuántos de nosotros nos apoyamos en la fe nada más despertarnos? ¡Es lo que Jesús hace!

La fe en Jesús es la respuesta. "Todo depende de la fe" (Rm 4:16, NAB). Jesús es la víctima inocente. La sangre derramada en la cruz es la respuesta para las víctimas (Col 1:20). Por sus heridas, las víctimas son sanadas (1 Pt 2:24). Jesús sufrió la muerte de un criminal condenado, motivo de escándalo y, sin embargo, cargó con nuestra culpa. Nos comprende e incluso quita la culpa (Mi 7:18) del culpable que se arrepiente. A los religiosos inocentes a los que ahora se les mira con recelo, Jesús les muestra el camino: mantener la dignidad y serenidad incluso cuando falsamente sean considerados como "pecadores" (Jn 9:24). Jesús reconcilia todas las cosas consigo mismol (Col 1:20). Jesús nos manda: "confíen en mí" (Jn 14:1).

Oración:  Señor, "Auméntanos la fe." (Lc 17:5).

Promesa:  "Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma." (Mt 8:26)

Alabanza:  El padre Rich sigue siendo un sacerdote fiel y continúa sirviendo al pueblo de Dios mucho tiempo después de haberse jubilado.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de marzo de 2013

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