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Domingo, 2 de Junio de 2013

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Cuerpo y Sangre de Cristo (Corpus Christi)


Génesis 14:18-20
1Corintios 11:23-26
Salmos 110:1-4
san Lucas 9:11-17

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Reflexiones Similares

¡una victima viva! (romanos 12:1)

"Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes" (1Cor 11:24).

La Misa hace presente el sacrificio eterno de Jesús en la cruz. Entonces, para entrar al espíritu de la Misa, debemos "proclamar la muerte del Señor" (1Cor 11:26) y ofrecer nuestros cuerpos como sacrificio vivo (Rm 12:1). El espíritu de la Misa es uno de sacrificio. El ayuno antes de la Misa, nos da la oportunidad de negarnos a nosotros mismos, y es una manera concreta de cargar con nuestras cruces cada día (Lc 9:23) con la intención de unirnos a Jesús crucificado (Cfr. Gal 2:19), y sacrificado (Cfr. Heb 9:26). Por medio de nuestra "generosidad y buenas obras" (Heb 13:16), ofrecemos un sacrificio agradable a Dios. Podemos unir estos sacrificios al sacrificio de Jesús en el Calvario y así contribuir "a los padecimientos de Cristo" (Col 1:24).

La Misa no es la proclamación y perpetuación de nuestros sacrificios, si no del sacrificio de Jesus. Sin embargo, la Misa nos permite unir nuestros ofrecimientos a los de Cristo. Vive una vida de sacrificio. Por Jesús, "ofrezcamos sin cesar a Dios un sacrificio de alabanza" (Heb 13:15).

Oración:  Padre, haz el milagro de multiplicación en la Misa de hoy (Cfr. Lc 9:16).

Promesa:  "Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía" (1Cor 11:25).

Alabanza:  Te alabamos Jesús Resucitado. Tu cuerpo y tu sangre traigan la Vida Eterna. ¡Toda gloria y honra a Ti!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de marzo de 2013

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