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Miércoles, 1 de junio de 2016

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san Justino


2 Timoteo 1:1-3, 6-12
Salmos 123:1-2
Marcos 12:18-27

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Reflexiones Similares

me muero por estar casado

"Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo" (Marcos 12:25).

Una vez mientras estaba en un retiro para hombres, este versículo fue leído en el evangelio durante la Misa. Cuando el sacerdote proclamó que las personas no se casan en el cielo, un hombre cerca de mí, que había estado casado por casi cuarenta años, exclamó: "¡Gracias a Dios!" Por supuesto, esta observación generó algunas risitas entre los hombres cercanos.

Las lecturas de mañana se enfocan en la belleza del amor y el matrimonio, pero el enfoque de las lecturas de hoy es sobre la muerte y el matrimonio. Un insulto de su esposa, la cual solo respondía a su propia acusación injusta (Tob 2:14), llevó a Tobías al borde de la muerte (Tob 3:6). Sara tuvo siete maridos muertos en siete noches de boda (Tob 3:8). En el evangelio de hoy, los saduceos ilustran el matrimonio mediante una serie de fracasos y muertes (Mc 12:19ss).

Un matrimonio lleno de vida conlleva dos personas "muertas". Cada cónyuge ha muerto para sí mismo (Jn 12:24). Llevan en sus cuerpos la agonía de la muerte de Jesús para que la vida de Jesús pueda ser revelada en ellos (2 Co 4:10). Al morir completamente a sí mismo, cada cónyuge aprende su verdadera identidad (Mt 10:39) y se vuelve completamente vivo. El marido se vacía a sí mismo de sus deseos y sacrifica su vida por amor a su esposa (Ef 5:25). La mujer se subordina a su marido, ordenando su vida en torno a sus planes (Col 3:18). Este mutuo morir a sí mismo abre las compuertas del amor.

Muchos matrimonios cristianos están "entre los muertos vivientes" (1 Jn 3:14). Unos matrimonios a menudo mueren porque uno o ambos cónyuges no pueden "morir". Muere a ti mismo; vive y da amor abundantemente (Jn 10:10).

Oración:  Padre, te ofrecemos nuestras vidas.

Promesa:  "Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes" (Mc 12:27).

Alabanza:  San Justino, el primer filósofo cristiano, defendió la fe y murió como un mártir por Jesús.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.