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Sábado, 27 de diciembre de 2014

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san Juan


1 Juan 1:1-4
Salmos 97: 1-2, 5-6, 11-12
Juan 20:1-8

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amor supremo, infinito y divino

"El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: 'Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto'"(Juan 20:1-2).

San Juan ha sido, tradicionalmente, identificado como el "discípulo amado" (Jn 13:23; 19:26; 20:2; 21:7). No obstante, la Iglesia ha interpretado Juan 19:26, como el discípulo amado que no se nombra específicamente para mostrar que representa a todos los discípulos de Jesús de todos los tiempos. Todos los discípulos de Jesús pueden llegar a ser el discípulo amado. Sus discípulos pueden tener una relación misteriosa y milagrosa con Él en la Eucaristía (ver Jn 13:23). Todos los discípulos de Jesús deben estar a los pies de la cruz (Jn 19:26), negarse a sí mismos, y cargar con la cruz de cada día (Lc 9:23). Todos los discípulos de Jesús pueden y deben creer en Jesús resucitado (Jn 20:2) y exclamar públicamente: "¡Es el Señor!" (Jn 21:7).

Navidad invita a los discípulos amados a reconocer cuánto Cristo les ama. La mayoría de nosotros sabemos que Jesús nos ama, pero no apreciamos su amor. Si comprendiéramos, aunque fuera un poco, cuánto Jesús nos ama, quedaríamos tan impactados que moriríamos. Durante estas Navidades captemos plenamente con nuestras limitaciones humanas, "cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios" (Ef 3:18-19).

Oración:  Padre, en las misas de esta Navidad, revélame más profundamente en tu palabra el amor de tu Hijo por mí.

Promesa:  "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos" (1 Jn 1:1).

Alabanza:  La exhortación de san Juan en su vejez fue "Queridos míos, amémonos los unos a los otros" (ver 1 Jn 4:7).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 14 de agosto de 2014

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