examine el fundamento de tu iglesia
"Que cada cual se fije bien de qué manera construye. El fundamento ya está puesto y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo" (1 Corintios 3:10-11).
Jesús empezó la Iglesia con doce apóstoles (ver Mt 16:18). Por el poder del Espíritu Santo, estos apóstoles y otros discípulos de Cristo formaron otras comunidades cristianas pequeñas (ver Hch 2:42). Estas comunidades estuvieron unidas con el Señor y con las otras comunidades cristianas por medio de los obispos de sus regiones. Después de casi trescientos años de vivir en pequeñas comunidades y de reunirse en las casas, la Iglesia fue llamada, por el Espíritu Santo, a construir un templo (el de san Juan de Letrán). De este modo, el origen histórico y la inspiración para construir iglesias es la cadena de pequeñas comunidades cristianas profundas y bien desarrolladas.
En la parte occidental del mundo, tenemos muchos templos grandes. Sin embargo, el fundamento de los templos es una comunidad cristiana sólida, de fe inquebrantable. Cuando esto falta, también nuestros cimientos (igual que los viejos templos) se debilitan y nuestra vida de fe se viene abajo. Esto no significa que debemos descuidar o destruir nuestros templos. Sin embargo, mejor deberíamos arrepentirnos, entregar nuestras vidas a Jesús y dejar que el Espíritu Santo construya la comunidad cristiana en terreno sólido. Esto permitirá que nuestros templos puedan manifestar un nuevo Pentecostés de la comunidad cristiana. ¡Ven Espíritu Santo!
Oración: Padre, envía al Espíritu Santo para hacernos uno.
Promesa: "Sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: 'El celo por tu casa me consumirá' "(Jn 2:17).
Alabanza: ¡Alabanza a Ti, Jesús, Salvador de la humanidad, Quien nos conducirá a la gloria eterna!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014
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