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Jueves, 27 de noviembre de 2014

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Apocalipsis 18:1-2, 21-23; 19:1-3, 9
Salmos 100:1-5
Lucas 21:20-28

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Reflexiones Similares

el banquete de banquetes

"Después el Ángel me dijo: 'Escribe esto: Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero'. Y agregó: 'Estas son verdaderas palabras de Dios' (Apocalipsis 19:9).

En los Estados Unidos, hoy es el Día de Acción de Gracias. La mayoría de nosotros vamos a festejar el banquete tradicional de gracias con nuestras familias. Esperamos que este banquete prefigure el último banquete, "el banquete de bodas del Cordero" en el cielo.

Para aceptar la invitación del Señor a su banquete de bodas, tenemos que hacer un convenio de amor con Él, dando nuestras vidas completamente al Señor, en una relación que va más allá del matrimonio.

Este banquete de bodas es el banquete de Jesús, nombrado el Cordero. Para venir al banquete de bodas, necesitamos tener la debilidad del Cordero muerto. Tenemos que tener la debilidad de la cruz (vea 2 Co 13:4) para que resida en mí el poder de Cristo. (2 Co 12:9).

Además, todos en el banquete de bodas, "vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero" (Ap 7:14). En el eterno, máximo banquete de bodas, todos presente tendrán una alianza de amor puro, crucificado, por el Cordero de Dios.

En la Santa Comunión, el sacerdote proclama: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Benditos los invitados a la mesa del Señor." Vive una vida de amor y de diaria Comunión. Acepta la invitación al banquete de bodas del Cordero.

Oración:  Padre, gracias por invitarme a celebrar contigo eternamente en el cielo. Acepto tu invitación.

Promesa:  "Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación" (Lc 21:28).

Alabanza:  La comunidad reunida en el hogar de Clara, se reúne varias veces por mes para compartir, dar gracias y crecer en la fe.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014

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