Dos tercios de los católicos que viven en los límites de la parroquia típica en los EE.UU. no van regularmente a misa los domingos. La mayoría de los que van los domingos no van en otros días. Muchas personas que incluso van a la iglesia regularmente no conocen muchos feligreses. A menudo están solos al enfrentar tragedias como la desintegración familiar, el divorcio, enfermedad grave, adicciones, o el duelo. Nuestra gente necesita desesperadamente pastoreado. Esto no quiere decir que el sacerdote trata de convertirse en el Mesías, sino que:

• los ancianos toman la cabeza (Ti 2:2),

• las mujeres mayores atienden a las mujeres jóvenes (Ti 2:3-4),

• nos enfocamos en fortalecer los matrimonios y las familias (ver Ti 2:4),

• el pastor desafía a los jóvenes a la pureza y los hace responsables (ver Ti 2:6),

• la enseñanza de la parroquia tiene "la integridad de hacer sonar las palabras serias que nadie puede tomar dejar como excepción" (Tt 2,8),

• hacemos hincapié en que "la gracia de Dios se ha manifestado, ofreciendo la salvación a todos" (Tt 2,11), y

• capacitamos a nuestros feligreses a "renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, y a vivir con sobriedad, honradez y con devoción en esta edad, mientras esperamos la esperanza bienaventurada" (Tito 2:12-13).

Si amas a Jesús, has tu parte en el cuidado de sus ovejas (Jn 21:16). "El rebaño de Dios está en medio de ti; dale el cuidado de un pastor" (1 P 5:2). "Cuando el Príncipe de los pastores aparezca ganará la corona incorruptible de la gloria" (1 P 5:4).

Rescripto:  †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012

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