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Martes, 30 de octubre de 2018

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Efesios 5:21-33
Salmos 128:1-5
Lucas 13:18-21

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hombres de amor

"Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella" (Efesios 5:25).

Nuestra cultura moderna se atora al escuchar el comienzo de la primera lectura de hoy, "las mujeres deben respetar a su marido" (Ef 5:22). Sin embargo, esa no es la frase más radical de este pasaje. El llamado de San Pablo para que los esposos amen a sus esposas, de la misma manera que Jesús ama a la Iglesia, es un desafío extraordinariamente radical, tanto para la cultura de la época de Pablo como para todos los tiempos desde entonces.

En el tiempo de Pablo, las esposas eran consideradas propiedad del esposo y no tenían ningún derecho en lo absoluto. Sin embargo, Pablo mandó a los esposos a que dieran sus vidas por sus esposas, a cuidarlas como ellos cuidaban de su propio cuerpo. (Ef 5:28-29). Esta es una exigencia radical. ¿Cómo ama Jesús a la Iglesia? Él le dice a la Iglesia: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes" (ver 1 Co 11:24). Amar a su esposa de esta manera significa que el esposo le dice a su esposa: "Este es mi cuerpo, que se entrega por ti."

Jesús pregunta en el pasaje del Evangelio de hoy: "¿A qué se parece el Reino de Dios?" (ver Lc 13:18) El reino de Dios es como el amor radical de un esposo que ama a su esposa como Jesús ama a la Iglesia. Él literalmente entrega su vida por ella, sus intereses, horario, esperanzas, sueños, para su bienestar. Él camina hacia la cruz por ella. Él honra, sustenta y provee para ella. Él la levanta, como lo hace Jesús por Su Iglesia. Él la guía espiritualmente, le enseña y la ama. Él guía y les enseña a los niños que ambos traen al mundo.

Sí, el mundo notará a un marido que ama a su esposa así. La gente en el mundo, al ver este amor de casados, se dará cuenta de que Jesús los ama (Ef 5:32).

Oración:  Padre, haz surgir maridos y esposas que lideren el camino de la evangelización por medio del amor, la hospitalidad, y haciendo y criando discípulos para Ti. (Mt 28:19-20).

Promesa:  "Feliz el que teme al Señor" (Sal 128:1).

Alabanza:  Tomás y Ana renuevan sus votos matrimoniales cada año.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de mayo de 2018

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