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Sábado, 20 de octubre de 2018

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san Pablo de la Cruz


Efesios 1:15-23
Salmos 8:2-7
Lucas 12:8-12

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¿necesitas ayuda?

"…pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará" (Lucas 12:10).

Blasfemar contra el Espíritu Santo es negarse a reconocer a Jesús públicamente delante de los hombres (Lc 12:8-9). Sin embargo, el Señor no espera que hablemos y que lo defendamos a Él, a expensa nuestra. El Espíritu Santo nos da su gracia y poder para que podamos ser testigos de Jesús (ver Hch 1:8; Jn 15:26-27). Por lo tanto, si no compartimos nuestra fe y nuestro amor por Jesús, estamos rechazando la ayuda del Espíritu Santo. Esto es como blasfemar al Espíritu Santo.

"...no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir" (Lc 12:11-12). El Papa Beato Pablo VI enseñó: "El Espíritu Santo es quien, hoy igual que en los comienzos de la Iglesia, actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por Él, y pone en los labios las palabras que por sí solo no podría hallar, predisponiendo también el alma del que escucha para hacerla abierta y acogedora de la Buena Nueva y del reino anunciado" (Evangelii Nuntiandi, 75). Debido al poder y fidelidad del Espíritu Santo, no tenemos excusa de no proclamar públicamente nuestra fe en Jesús. Si continuamos insistiendo en rechazar la ayuda del Espíritu Santo, estamos insultando y blasfemando al Espíritu Santo. Con esta persistente actitud, no le pediremos perdón por nuestros pecados. Por tanto, nuestros pecados son imperdonables.

El Espíritu Santo nos ayuda para que podamos testificar efectivamente nuestra fe en el Señor Jesús. No rechaces la ayuda del Espíritu Santo.

Oración:  Padre Santo, gracias por enviarme al Espíritu Santo. No permitas que lo rechace o ignore su ayuda.

Promesa:  "Que Él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del poder con que Él obra en nosotros" (Ef 1:18-19).

Alabanza:  El Espíritu Santo inspiró a san Pablo de la Cruz a renunciar a las riquezas del mundo y fundar una comunidad religiosa dedicada a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de mayo de 2018

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