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Viernes, 18 de enero de 2019

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Hebreos 4:1-5, 11
Salmos 78:3-4, 6-8
Marcos 2:1-12

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¿qué me va a pasar?

"Yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa" (Marcos 2:11).

Recibirás la "promesa de entrar en el Reposo de Dios" (Heb 4:1), es decir, ¿estarás con el Señor para siempre en la felicidad perfecta del cielo? "Temamos, entonces, mientras permanece en vigor la promesa de entrar en el Reposo de Dios, no sea que alguno de ustedes se vea excluido" (Heb 4:1).

Por nosotros mismos, somos incapaces de obedecer al Señor y entrar en el descanso eterno. Estamos espiritualmente paralizados. Nuestra única esperanza es venir a Jesús tal como somos. Necesitamos ser llevados a Jesús por la intercesión, evangelización, sufrimiento redentor y servicio de los miembros de Su Iglesia (ver Mc 2:3ss). Jesús en Su misericordia nos dirá en nuestra parálisis espiritual: "Tus pecados te son perdonados" (Mc 2:5). En este momento, podemos recibir la gracia de arrepentirnos y aceptar a Jesús como nuestro Salvador, Señor y Dios en sus términos. Si somos liberados de nuestra parálisis y llegamos a ser hijos de Dios (Jn 1:12), entraremos al cielo donde pertenecemos, es decir, con nuestro Padre celestial para siempre.

Jesús es el único Camino a nuestro Padre que está en los cielos (Jn 14:6). Acepta a Jesús "levántate" y "vete a tu casa" al cielo (ver Mc 2:11).

Oración:  Padre, que pueda arrepentirme y llevar alegría al cielo (Lc 15:7, 10).

Promesa:  "El Hijo de hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados" (Mc 2:10).

Alabanza:  Estar en comunidad ha ayudado a Dorotea a crecer espiritualmente y permanecer fiel al Señor y Su Iglesia.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de junio de 2018

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