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Domingo, 17 de enero de 2016

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2do domingo de T. Ordinario


Isaías 62:1-5
1 Corintios 12:4-11
Salmos 96:1-3,7-10
Juan 2:1-11

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Reflexiones Similares

¿por qué orar?

"Por amor a Sión no me callaré, por amor a Jerusalén no descansaré, hasta que irrumpa su justicia como una luz radiante y su salvación, como una antorcha encendida" (Isaías 62:1).

En la boda de Caná, María le dijo a Jesús: "No tienen vino" (Jn 2:3). Jesús parecía responder que Él no iba a hacer nada sobre eso porque su hora no había llegado todavía (Jn 2:4). Pero Jesús cambió el agua en vino (Jn 2:9). ¿Jesús cambió de opinión? ¿María habló o rezó para que Jesús cambiase Su idea? ¿Pueden nuestras oraciones llegar a Dios para que haga cosas por nosotros?

La respuesta a estas preguntas es "No", Dios no cambia sus ideas (ver Mal 3:6), y nosotros no tenemos que hablar o rezar a Dios para que haga cosas por nosotros. Él nos ama tanto que desea hacer por nosotros mucho más de lo que nosotros desearíamos que hiciera.

El propósito de la conversación entre María y Jesús puede que sea para mostrarnos la importancia y el poder de la oración de María y también de nuestras oraciones. La oración es uno de los caminos más importantes para poder participar en el plan de Dios. Nosotros no solo somos los beneficiarios del trabajo del Señor, sino que somos compañeros de trabajo de Él (1 Co 3:9). Nosotros no somos solo un incidente en la obra del Señor; somos tan importantes, que incluso podemos adelantar el tiempo en el plan de Dios (ver 2 Pe 3:12). Porque el Señor nos ha elegido para ser importantes, nuestras oraciones son extremadamente importantes. Oremos de acuerdo con ello.

Oración:  Padre, enséñame a orar.

Promesa:  "Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como Él quiere" (1 Co 12:11).

Alabanza:  ¡Alabado seas Tú, santo Señor Jesús, Resucitado y Rey que ha de venir! Todo el honor y la gloria te pertenecen.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 24 de augusto de 2015.

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