"un ser nuevo se ha hecho presente" (2 co 5:17).
"Los que lo acompañaban (a Pablo) quedaron sin palabra" (Hechos 9:7).
La conversión de san Pablo es tan espectacular, tan repentina y tan inesperada que nos deja asombrados ante la soberana majestad y el poder convertidor del Señor Jesús. Debido al poder incomprensible de Jesús para convertir a alguien, incluso al peor de los pecadores como san Pablo (1 Tim 1:15), cada uno de nosotros "cerrará la boca" en la presencia de Dios (Is 52:15), "porque no hay nada imposible para Dios" (Lc 1:37). Por lo tanto, la fiesta de hoy de la conversión de san Pablo es un señal de gran esperanza para nosotros (ver 1 Pe 1:3).
La conversión de san Pablo es tan importante que se registra tres veces en los Hechos de los Apóstoles. Posiblemente tú has estado orando por la conversión de sus seres queridos, familiares o líderes. Te animo a leer y rezar los relatos de la conversión de Pablo, para utilizarlos en la conversión de alguien a quien te cuesta imaginar que alguna vez podría convertirse. Por ejemplo, si está orando para que tres personas tengan fe en Jesús, ore Hechos 9:1-22 para una persona, ore Hechos 22:3-16 para la segunda persona, y ore Hechos 26:1-23 para la conversión de la tercera.
Jesús ha venido para que todos puedan ser salvados (1 Tim 2:4). Cree en Su poder de conversión. San Pablo, ruega por nosotros y por todos los que necesitan conversión.
Oración: "Pero todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo. Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor" (Fil 3:7-8).
Promesa: "Pero Saulo, cada vez con más vigor, confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es realmente el Mesías" (Hch 9:22).
Alabanza: El humilde Saúl de Tauro puede haber tomado el nombre bautismal Pablo porque significa "pequeño".
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de junio de 2018
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