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Viernes, 14 de septiembre de 2018

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Exaltación de la Cruz


Números 21:4-9
Filipenses 2:6-11
Salmos 78:1-2, 34-38
Juan 3:13-17

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¡él gana!

"Por eso, Dios lo exaltó" (Filipenses 2:9).

La cruz es el peor símbolo de vergüenza y derrota, es ambos una vergüenza pública del criminal como también una muerte lenta y agonizante. Jesús anuló la derrota de la cruz y la ha transformado en un símbolo de victoria. Muchos cristianos usan una cruz colgando de su cuello como signo de victoria para todos los que creen en Jesús crucificado y resucitado.

La serpiente montada en un palo es un tipo de cruz. Las serpientes en el desierto eran un instrumento de muerte para los hebreos, pero llegaron a ser una señal de vida una vez montadas en el palo. Nuestras vidas están para ser también un signo. "Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Y así aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal" (2 Co 4:10-11). Nos negamos a nosotros mismos, tomamos nuestra cruz (Lc 9:23), y nos crucificamos para el mundo (Gal 6:14). Para los que viven bajo la influencia del mundo, la carne y el demonio (1 Jn 2:16), nosotros parecemos muertos, sin embargo, somos para ellos como la serpiente montada en el palo o Jesús colgando en la cruz. Cuando aquellos que nos rechazan están sufriendo, pueden acudir a nosotros por compasión, sanación o apoyo.

"La misericordia se ríe del juicio" (Stg 2:13). El Jesús crucificado triunfa sobre la muerte, el pecado, y el orgullo. Jesús ha vencido el mundo (Jn 16:33). Tenemos nos celebramos y regocijamos (Lc 15:32). Jesús ha obtenido la victoria. Llevar nuestra cruz nos conduce a una vida resucitada y a la victoria. En Jesús crucificado, somos más que conquistadores (Rom 8:37). ¡Aleluya!

Oración:  Jesús, consérvame "cerca de la cruz".

Promesa:  "Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna" (Jn 3:16).

Alabanza:  "Te adoramos, Oh Cristo y Te alabamos, porque por Tu santa cruz has redimido el mundo".

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018

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