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Lunes, 12 de mayo 2014

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santos Nereo, Aquileo y Pancracio


Hechos 11:1-18
Salmos 42:2-3; 43:3-4
Juan 10:11-18

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Reflexiones Similares

puesto al tanto por el espíritu

"Apenas comencé a hablar, el Espíritu Santo descendió sobre ellos" (Hechos 11:15).

Pedro, cristiano y judío, dio un paso sin precedentes al entrar en la casa de Cornelio, un gentil (Hch 10:25). Los judíos, no se mezclaban con los gentiles, es decir, los que no eran de la raza judía. No obstante, el Espíritu Santo le hizo saber claramente a Pedro que debía entrar en la casa de Cornelio (Hch 11:05; 11:12).

El Espíritu no le había todavía dado instrucciones a Pedro acerca de qué decir a la gente reunida. Así que Pedro prosiguió "tomando la palabra" como testigo del Señor resucitado (Hch 10:34). Entonces Pedro trajo a colación el tema del pecado (Hch 10:43). Basado en su prédica anterior en Hechos, es muy probable que las siguientes palabras de Pedro trataran de la responsabilidad de nuestros pecados y la necesidad de un profundo arrepentimiento. Teológicamente esto tiene mucho sentido, pero el Espíritu Santo tenía en mente un tema diferente, por lo que el Espíritu tomó el lugar de Pedro. "Mientras Pedro estaba hablando" sobre el perdón de los pecados, "el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban la palabra" (Hch 10:44). Aunque los compañeros de Pedro de origen judío estaban sorprendidos por este giro de los acontecimientos (Hch 10:45), Pedro siguió "la guía del Espíritu" a la perfección (Gal 5:25). En vez de tratar de intervenir y tomar el lugar del Espíritu Santo y terminar su sermón, Pedro "ordenó que fueran bautizados en el nombre del Señor Jesucristo" (Hch 10:48).

Escuchemos la voz de Jesús (Jn 10:16) y de este modo aprendamos la voz del Espíritu. El Espíritu Santo sabe exactamente cuál es la palabra correcta en el momento adecuado (ver 1 Cr 2:10). Como Pedro, vivamos "animados por el Espíritu" y "dejémonos conducir también por Él" (Gal 5:25).

Oración:  Padre, yo te serviré no por mi propia inteligencia o sabiduría, sino por tu Espíritu (Zac 4:6).

Promesa:  "Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí" (Jn 10:14).

Alabanza:  San Pancracio tenía el fuego de Cristo a una edad temprana y sufrió el martirio a los catorce años.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de diciembre de 2013

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