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Viernes, 29 de marzo de 2013

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Viernes Santo


Isaías 52:13—53:12
Hebreos 4:14-16; 5:7-9
Salmo 31:2, 6, 12-13, 15-17, 25
Juan 18:1—19:42

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tomándolo muy personal

"E inclinando la cabeza, entregó su espíritu" (Juan 19:30).

Durante la Cuaresma, muchas iglesias describen la crucifixión de Jesús gráficamente. Muestran películas o fotos enseñando la brutalidad de la crucifixión de Jesús. Muchas iglesias muestran una corona de espinas real o hasta hacen que oigamos los golpes del martillo, martillando los clavos al cuerpo de Jesús. El propósito de esto es enseñar a la gente que Jesús literalmente sufrió y murió por ellos y que la crucifixión no es solamente un relato. Una descripción grafica de la crucifixión de Jesús es ocasionalmente un intento con éxito de mover a la gente que está tibia al arrepentimiento.

Sin embargo, para aquellos que tienen una relación personal con Jesús, estas representaciones realistas de la crucifixión de Jesús suponen un tormento. ¿Qué tal si tu hermano mayor fuera torturado y ejecutado? ¿Verías el video de Su ejecución? ¿Irías a una obra de teatro adonde dramatizaran su tortura? ¿Podrías aguantar escuchar los golpes, los gemidos, los gritos grabados de su sufrimiento? Por cientos de años después de la muerte de Jesús, los cristianos nunca pusieron una representación del cuerpo de Jesús en la Cruz. Su muerte era tan personal para ellos que no podían soportar recordarlo al detalle Su apariencia, "porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano" (Is 52:14).

Esto no quiere decir que debemos deshacernos de nuestros crucifijos. Pero sí significa que una relación profunda, total y personal con Jesús, nuestro Hermano mayor, debe determinar cómo reaccionaremos a todo incluyendo la descripción de la muerte de Jesús.

Oración:  Jesús, que reaccione a Tu muerte como reaccionaría a la muerte de la persona que amo más en este mundo. Que la más honda relación personal en mi vida, sea Contigo.

Promesa:  "Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen" (Heb 5:8-9).

Alabanza:  (ninguna)

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 27 de septiembre de 2012

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