< <  

Jueves, 13 de marzo de 2014

  > >
Ester 12: 14-16, 23-25
Salmos 138:1-3, 7-8
Mateo 7:7-12

Ver Lecturas en Inglés
Reflexiones Similares

usted lo pidió

"Pidan y se les dará" (Mateo 7:7).

El Señor nos manda pedirle pero, ¿qué? Jesús nos enseñó a pedir a Dios para que Su nombre sea santificado, para que Su reino venga, para que se haga Su voluntad (Mt 6:9-10). El Señor no nos está mandando que pidamos por nuestras necesidades, sino por Sus necesidades. Esto representa un problema, porque a menudo "pedimos mal pues lo queremos para gastarlo" en nuestros placeres (Stg 4:3). La oración no persigue nuestra voluntad, sino la de Dios.

Sin embargo, si buscamos primero el Reino de Dios y su justicia (Mt 6:33), Él nos da el pan nuestro de cada día (Mt 6:11). Cuando pedimos por las necesidades de Dios, recibimos nuestras necesidades. No obstante, cuando pedimos por nuestras necesidades, nos alejamos de hablar con Dios para hablar con nosotros mismos. Parece que estamos orando, pero realmente estamos centrados en un monólogo con nosotros.

Pedir es difícil para nosotros. No podemos pedir por Su voluntad y la nuestra al mismo tiempo, a menos que nuestra voluntad sea conforme a la Suya. Pedir significa morir al ego, arrepentirnos de los pecados y tomar diariamente nuestra cruz (Lc 9:23). Pedir no es jugar con Dios, sino comunicarse con el Señor de una manera desgarradora y abnegada. Pedir requiere amor y fe. El Señor te está dando ahora el mandato y la gracia de pedir. Entonces, pide.

Oración:  Señor, transfórmame esta Cuaresma. No pediré más en mi nombre, sino en el nombre de Jesús.

Promesa:  "¡Líbranos de ellos con tu mano y ven a socorrerme porque estoy sola y no tengo a nadie fuera de ti, Señor! Tú que lo conoces todo" (Es 25).

Alabanza:  Bernardo, un joven de 16 años, pidió al Espíritu Santo el don de liderazgo cuando recibió las oraciones de renovación en el Espíritu.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 8 de augusto de 2013

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.