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Domingo 10 de marzo de 2013

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IV Domingo de Cuaresma


Josué 5:9-12
2 Corintios 5:17-21
Salmo 34:2-7
Lucas 15:1-3,11-32

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rebelión cuaresmal y arrepentimiento

"A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado a favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por Él" (2 Corintios 5:21).

San Lucas es el único evangelista que incluye la parábola del hijo pródigo. Lucas también fue el único cristiano gentil, autor de un Evangelio. La mayoría de los que estamos leyendo esta reflexión también somos cristianos gentiles (no Judíos). Posiblemente sentimos una conexión especial con este Evangelio. Tristemente, con toda seguridad nos referimos a esta parábola como representativa de muchas familias disfuncionales de nuestro medio. "El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de la herencia." Y el padre les repartió los bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa" (Lc 15:12-13). Puede que no estemos anticipando una gran herencia, pero el egoísmo y centrarse en uno mismo corren rampantes en nuestra cultura. ¿Cuántos de nosotros hemos insultado a nuestros padres y a nuestro Padre a lo largo de la vida?

Sin embargo, como cristianos bautizados no hay necesidad de perder la esperanza. "El que vive en Cristo es una nueva criatura; lo antiguo ha desaparecido, un nuevo ser se ha hecho presente" (2 Cor 5:17; cf Ap 21:5). Como católicos, tenemos la bendición de contar con el Sacramento de la Reconciliación. "Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con Él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación" (2 Cor 5:18; cf Mt 16:19).

Regresa a la casa de tu Padre Celestial, quien desde hace mucho te anda buscando (Lc 15:20). ¡Arrepiéntete para que haya alegría en el cielo! (Lc 15:7,10).

Oración:  "Ahora mismo iré a la casa de mi Padre" (Lc 15:18).

Promesa:  "Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores" (Sal 34:5).

Alabanza:  ¡Alabanza a Jesús, el Sanador del ciego y el Resucitador de los muertos!

Referencia:  (Esta enseñanza fue suministrada por un miembro del grupo editorial)

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 27 de septiembre de 2012

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