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Domingo, 8 de febrero de 2015

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5to Domingo en Tiempo Ordinario


Job 7:1-4, 6-7
1 Corintios 9:16-19, 22-23
Salmos 147:1-6
Marcos 1:29-39

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la única esperanza

"Mis días corrieron más veloces que una lanzadera: al terminarse el hilo, llegaron a su fin. Recuerda que mi vida es un soplo y que mis ojos no verán más la felicidad" (Job 7:6-7).

Job era rico y se sentía la seguridad de haber invertido en diversos negocios prósperos. Sin embargo, tras tres desgracias consecutivas, su gran riqueza se desvaneció en un día (Jb 1:14ss). Con todo, la bancarrota de Job no fue lo peor que le pasó ese día. La muerte de sus diez hijos al derrumbarse su casa (Jb 1:2,18-19); y la enfermedad muy dolorosa "con una úlcera maligna, desde la planta de los pies hasta la cabeza" añadieron miseria a su vida (Jb 2:7). Job tenía razón al decir: "¿No es una servidumbre la vida del hombre sobre la tierra?" (Jb 7:1) Él consideraba la vida sin alegría, sin esperanza "meses vacíos" (Jb 7:3 ss).

Estas desgracias en la vida de Job no son tan raras. Aunque pocas personas han padecido tantos golpes tan rápidamente, las tragedias son parte de la vida y no la excepción. Basta con mirar a tu alrededor para ver a millones de personas enfermas, moribundas, abortadas, perseguidas, oprimidas, divorciadas, afligidas, exiliadas, hambrientas, solitarias y rechazadas.

La evaluación que Job hizo de la vida era cierta, pero no era toda la verdad. En Jesús, y sólo en Jesús, hay esperanza. Jesús nos ama infinitamente, nos perdona nuestros pecados, nos salva, cura al enfermo, nos libera de los demonios, resucita a los muertos, hace todo lo necesario para nuestro bien (Rom 8:28); y un día nos llevará con Él eternamente en el cielo. Jesús es nuestra única esperanza, y la única esperanza que necesitamos. No importa lo que otra gente día, a Jesús, "todos [lo] andan buscando" (Mc 1:37) porque todo el mundo desea la esperanza que sólo Él puede dar. Por lo tanto, "estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen" (1 Pe 3:15).

Oración:  Padre, enséñame a invitar a la gente a "renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva"(1 Pe 1:3).

Promesa:  "Y todo esto, por amor a la Buena Noticia" (1 Co 9:23).

Alabanza:  ¡Alabado sea Jesucristo resucitado, única esperanza del mundo!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014

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