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Jueves, 8 de diciembre de 2016

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Inmaculada Concepción


Génesis 3:9-15, 20
Efesios 1:3-6, 11-12
Salmos 98:1-4
Lucas 1:26-38

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la concepción de su encarnación

"Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús" (Lucas 1:31).

Alrededor de cinco mil millones de personas hoy en día no creen que Jesús es Dios; lo ven como solo un hombre. Esta herejía, del arrianismo, ha sido común desde hace siglos. El hecho de que la virgen María concibió a Jesús sin relaciones sexuales da entender que Jesús no era solo un hombre sino Dios, "Hijo del Altísimo" (Lc 1:32), "Hijo de Dios" (Lc 1:35).

Otras personas no creen que Jesús es un hombre. Ellos piensan que Dios solo apareció para nacer, ser crucificado y condenado a muerte. Esta herejía se llama docetismo. El hecho de que María fue concebida sin pecado nos ayuda a comprender que María le dio la naturaleza humana a Jesús. De lo contrario, tendríamos que decir que María le dio la naturaleza humana a Jesús a excepción de la parte caída de la misma. Esto abre la puerta a cuestionar si María le dio a Cristo cualquier naturaleza humana, es decir, si Jesús es verdaderamente un ser humano. Debido a que María fue concebida sin mancha antes de que Jesús fuera concebido inmaculadamente, es más claro que Jesús recibió una naturaleza humana de María. Debido a que Jesús es verdaderamente hombre, la naturaleza humana se ha transformado, podemos relacionarnos con Él de persona a persona, y que somos salvados por su muerte sacrificada.

¡Jesús es Dios y Hombre! ¡Aleluya!

Oración:  Padre, gracias por el ministerio de la madre María, que revela la verdad de Jesús, su Hijo.

Promesa:  "Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido" (Ef 1:5-6).

Alabanza:  ¡Alabemos a Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María! ¡Alabemos a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre!