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Jueves, 29 de diciembre de 2016

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santo Tomás Becket


1 Juan 2:3-11
Salmos 96:1-3, 5-6
Lucas 2:22-35

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el espíritu de la navidad

"Y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor" (Lucas 2:26).

A veces, cuando nos fijamos en la escena del pesebre, no vemos cómo encajamos en la Navidad. Vemos figuras de la antigüedad en una tierra lejana. Sin embargo, ¿cómo vivimos la Navidad en el aquí y ahora?

Gracias a Dios la realidad de la Navidad no se limita a un tiempo ni lugar en particular. La Navidad trasciende la geografía y la cronología. No es una cuestión de circunstancias exteriores, sino del corazón. La Navidad es un "trabajo interno", un movimiento "del Espíritu Santo, que habita en nosotros" (1 Co 6:19). La realidad de la Navidad no sucede por nuestra fuerza ni poder, sino por el Espíritu (Zac 4:6).

Sin estar junto al pesebre y antes de ver al niño Jesús, Simeón ya había experimentado el Cristo de la Navidad porque "el Espíritu Santo estaba en él" (Lc 2:25). El Espíritu nos guía a la verdad, incluyendo la Navidad (Jn 16:13).

Vamos a pedir al Padre que agite el fuego del don del Espíritu Santo (2 Tim 1:6ss). "La señal de que permanecemos en Él y Él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su Espíritu" (1 Jn 4:13). El Espíritu es también la forma en que conocemos la realidad de la Navidad. Ven, Espíritu Santo de Navidad.

Oración:  Padre, hoy vierte de nuevo en mí el Espíritu Santo de la Navidad, para que pueda conocer el Cristo de la Navidad.

Promesa:  "Ésta es la señal de que vivimos en Él. El que dice que permanece en Él, debe proceder como Él" (1 Jn 2:5-6).

Alabanza:  Santo Tomás imitó a Jesús perdonando a sus asesinos.