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Lunes, 26 de diciembre de 2016

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san Esteban


Hechos de los Apóstoles 6:8-10; 7:54-59
Salmos 31:3-4, 6, 8, 16-17
Mateo 10:17-22

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¿huyendo del amor?

"Señor Jesús, recibe mi espíritu" (Hechos de los Apóstoles 7:59).

En este segundo día de Navidad, tenemos abundantes pruebas de que la Navidad se ha vuelto demasiado comercializada. Muchos de nosotros recibimos todo tipo de cosas como regalos. También nos podemos estar sintiendo repletos de habernos excedido en la comida, la bebida, la televisión, las compras, el trabajo. Podemos estar ahogados en deudas. ¿Por qué tantos se sienten forzados a desbordarse en Navidad?

Hay muchas respuestas a esta pregunta, pero una respuesta podría ser que nos absorbemos nosotros mismos con cosas materiales en Navidad porque tenemos miedo de encontrar el verdadero sentido de la Navidad. La Navidad significa que Dios se hizo hombre y que nació para que pudiéramos tener relación profunda y personal con Él. Un amor profundo por el Crucificado resulta en ser perseguido con y para Él. El resultado de la Navidad es vivir y morir como san Esteban — martirizado o por lo menos sufrir en redención por el Cristo de la Navidad. Naturalmente, evitamos y huimos del amor verdadero, el amor que duele tanto que se vuelve un compartir en el Calvario.

Dejemos de lado nuestras distracciones y caigamos en las manos del Dios vivo. Quien es el Amor Mismo (Heb 10:31).

Oración:  Padre, decido derribar la pared de posesiones y actividades que he colocado entre mí y Tu amor.

Promesa:  "Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará" (Mt 10:22).

Alabanza:  San Esteban se regocijó en la muerte, la cual lo llevaría cerca de su Amado. Él estaba tan "lleno de fe y del Espíritu Santo" (Hch 6:5) que fue martirizado delante de los apóstoles.