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Martes, 4 de noviembre de 2014

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san Carlos Borromeo


Filipenses 2:5-11
Salmos 22:26-32
Lucas 14:15-24

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sala, vacía

"…de manera que mi casa se llene" (Lucas 14:23).

Nuestro Dios constantemente nos invita a compartir su vida, vivir en su amor, recibir su cuerpo y sangre, leer su palabra, compartir nuestra fe, servirle y aún sufrir con él y morir por él. Muchas veces no nos damos cuenta de las invitaciones frecuentes del Señor, porque andamos pensando en nuestras posesiones. Otras veces estamos preocupados con situaciones que son producto de nuestros egoísmos (Lc 14:18ss). Así podemos vivir cada día inconscientes de las invitaciones del Señor o, de vez en cuando, con la impresión que Dios quisiera que hiciéramos algo, pero decidimos hacer otra cosa. Será necesario que nos anonademos a nosotros mismos como lo hizo Jesús (Fil 2:7). Sólo cuando logramos crucificamos a nosotros mismos (Gal 2:19), nuestra "carne con sus pasiones y sus malos deseos" (Gal 5:24) y al mundo (Gal 6:14) estaremos lo suficientemente atentos para escuchar, y aceptar las invitaciones del Señor.

Al momento del nacimiento de Jesús, no había lugar para él en el albergue (ver Lc 2:7). Esta situación persiste hasta hoy en día. ¿Cuántas cosas ocupan nuestros días, preocupaciones o problemas que interfieren con la voz del Señor? ¿Qué tengo que dejar atrás para aceptar la invitación del Señor y llenarme de él? "Toda la Plenitud" reside en Jesús (Co 1:19) porque Él eligió vaciarse casi en absoluto. Vacíate a ti mismo hasta la "muerte en la Cruz" (Fil 2:8). Haz espacio para Jesús; acepta su invitación.

Oración:  Padre, acepto tu invitación a vaciarme de mí mismo.

Promesa:  "…para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor»"(Fil 2:10-11).

Alabanza:  Además de pasar largas horas orando, san Carlos, un cardenal con extensas y serias responsabilidades, pasaba además otras dos horas diarias meditando.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014

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